Si alguien tenía un nombre para convertirse en uno de los mayores astrofísicos de todos los tiempos, era Stephen Hawking. El también cosmólogo y divulgador científico no sólo fue poseedor de una mente brillante y una voluntad indestructible, sino que gozaba de un increíble sentido del humor. Para muestra, la fiesta dedicaba a viajeros en el tiempo que organizó con el fin de demostrar que estos no existen. Así, el 28 de junio del 2009, mandó colocar globos, bocadillos y champán en un salón de la Universidad de Cambridge y esperó a sus invitados bajo una manta que decía: "Bienvenidos viajeros en el tiempo".  Pero Hawking no recibió a nadie. Ninguno apareció. "¡Qué lástima!", dijo. Y es que la invitación se envió justo después del evento. "Usted está cordialmente invitado a la fiesta para viajeros del tiempo. Espero que algún día, alguien viniendo en el futuro la halle y use su máquina para venir".  "Me gustan los experimentos simples y el champán. Así que combiné dos de mis cosas favoritas para ver si los viajes en el tiempo, del futuro al pasado, son posibles".

Tiempo después narró en un libro que aquél día esperó mucho pero ninguna persona entró por la puerta. Sin embargo, con esta peculiaridad descartó la posibilidad de su existencia. Hawking murió este 13 de marzo a los 76 años en la ciudad universitaria inglesa de Cambridge. --

SDP