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El servicio público en México se degrado gradualmente y el dinero tuvo mucho que ver con este colapso.
22:28 martes 27 febrero, 2018
ColaboradoresEl servicio público en México se degrado gradualmente y el dinero tuvo mucho que ver con este colapso. Durante años quienes transitaron por el servicio público en nuestro país, exhibieron su enriquecimiento de manera franca, para construir a partir de esto una cultura de aspiración personal, un espacio donde durante años fue permisivo y equivalente la jauja como sinónimo de quien representaba públicamente a los ciudadanos o quien tenía un cargo en el servicio público. La permanencia de un solo partido en el gobierno, dio la semilla para que el negocio del poder se diera de manera hereditaria, como el mismo poder se sostenía de manera arbitraria, así muchas familias lo ostentaron y heredaron durante años. Nada como “disparar con pólvora ajena” para mostrar este estilo de vida que además se convirtió cada vez en uno de los mejores pagados, en función de los intereses encontrados entre los partidos y los funcionarios públicos. Fue así como los ciudadanos comenzaron a soñar entonces con aspirar a un cargo público, como destino de su esfuerzo de vida, sin la preparación para este no, pero con las “influencias” para lograrlo si, como se puede hacer en México. A la representación pública yo no llegaron quienes tenían las mejores capacidades, ni los mejores perfiles de servicio, mucho menos los más expertos en cada área, comenzaron a llegar quienes tenían alguna complicidad con quienes tomaron el poder de las decisiones, los familiares y los compadres de los poderosos, que traficaron con esta posibilidad. Quienes al llegar a una representación pública, zozobran ante la presencia de más dinero. Hoy un diputado aspira a llegar a este cargo más allá de los excesivos sueldos, por los pagos que por su voto (ya sea en efectivo o especie) reciben de los operadores del gobierno en turno, para “facilitar” la llegada de nuevas leyes, autorización de cuentas o dictámenes, que van acompañadas de enormes interés, estos capaces de pagar esto y más. EL “cochino dinero” es capaz de diluir la posibilidad de tener perfiles preparados y con valores, que fueran capaces de desempeñar su encomienda de la manera más digna y de orgullo para sus familias, para ser hoy la clase política la más denigrada y falta de credibilidad, misma que ofende a toda la parentela. El “cochino dinero” degrada cada vez más al servicio público, desde la concepción de su actuar que deduce “enriquecimiento explicable” hasta la pobre presencia de los valores en los individuos que lo ejercen, en un medio donde “naiden aguanta un bombazo de 50 mil” clase política que de bombazo en bombazo construye su futuro y destruyen el futuro de todos los inmóviles mexicanos.
Jorge Armendáriz Gallardo
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