Vínculo copiado
Y qué decir de la desdicha que debe estar viviendo la familia del niño que disparó. De ese tamaño son las consecuencias que deja la violencia que se vivió ese día, que se vive en el país, donde miles de niños y jóvenes se ven siniestrados por la violencia.
18:50 lunes 13 enero, 2020
ColaboradoresEl pasado viernes 10 de enero, alrededor de las 8:00 de la mañana, una historia conmocionaba no sólo a la ciudad de Torreón en el estado mexicano de Coahuila. En las instalaciones del Colegio Cervantes de Torreón, una institución educativa privada, un niño de 11 años de edad ingresó a la escuela, se dirigió al sanitario donde se quitó el uniforme, se quedó en playera blanca y un pantalón de tirantes, salió y le disparó a una profesora, luego con las dos pistolas disparó al mismo tiempo contra las infantes y docentes que se encontraban cerca.
Era un niño que cursaba sexto de primaria, en la mochila llevaba las armas, un calibre 22 y otra de calibre 40, portaba además un cargador extra para una de las armas.
La maestra de inglés cayó muerta en el pasillo, una mujer de 50 años y dejó heridos a otros niños y un profesor de educación física, la historia termina cuando él mismo menor se suicida con una de las armas con las que estaba disparando.
Pero no es así, la historia ahí no termina, muchas son las secuelas: decenas de alumnos afectados por haber presenciado el tiroteo y el asesinato de su maestra de nombre María, una institución educativa queda colapsada ante un hecho tan dramática y familias completas de los menores vivieron una tragedia que nunca imaginaron podía ocurrir esa mañana.
Y qué decir de la desdicha que debe estar viviendo la familia del niño que disparó. De ese tamaño son las consecuencias que deja la violencia que se vivió ese día, que se vive en el país, donde miles de niños y jóvenes se ven siniestrados por la violencia.
El estudiante de 11 años de edad portaba una playera con la leyenda “Natural Selection”, parecida a la que usó Eric Harris cuando perpetró una matanza junto con Dylan Bennet en una preparatoria en la localidad de Columbine, en Denver, Colorado, hace dos décadas, donde dos jóvenes de secundaria entraron a su institución educativa y dispararon con armas de alto poder, dejando 15 muertos y 24 heridos; una historia retratada espléndidamente por el cineasta Michael Moore en la película Masacre en Colombine, (Bowling for Columbine). Un filme muy crítico frente a la cultura de las armas y las secuelas que deja el uso de las mismas. Llena de testimonios desgarradores, hay uno que destaca y es el de la madre de uno de los chicos que dispararon.
Sue Klebold es la madre de uno de los jóvenes asesinos; dos décadas más tarde a esta mujer la sigue atormentando una pregunta: ¿Qué podría haber hecho para evitarlo? Perdió todo, a su hijo, divorcio, bancarrota, enfermedad, desmoronamiento escribe en sus memorias El juicio de una madre (A mothers Reckoning). "Según otras versiones, habíamos estado protegiendo a un racista odioso y habíamos preferido ignorar el arsenal que había construido en nuestro propio hogar, poniendo en peligro a toda la comunidad", cuenta en el libro.
Es una narración dolorosa, “Klebold hace un repaso minucioso de todos los pensamientos que ha tenido en los últimos 17 años y recuerda todas las decisiones que ella y su ex marido Tom tomaron en relación a la educación de su hijo, con el fin de entender en qué se equivocaron o qué señales no vieron. También detalla el impacto que la masacre ha tenido en las vidas de otros jóvenes violentos y explica cómo cambia la vida de unos padres después de que su hijo mate a otras personas”. Ella dice que si pudiera daría su vida por cada uno de los chicos que su hijo mató. Esto es, el uso de las armas deja victimas por donde quiera que volteemos. Imposible acusar a un video juego o a la abuela que cuidaba al niño de Torreón, ya que su madre había muerto y el padre parece ser un ser ausente. ¿Quiénes son los culpables de lo ocurrido en Torreón? Nadie, pero responsables son muchas instituciones y personas, públicas y privadas. Hoy más que nunca México debe intensificar su trabajo en contra del tráfico ilegal y la portación de armas. Los asesinatos con arma de fuego aumentaron 68% en dos últimos años. En 2019 56% de los homicidios de niños y jóvenes fue por arma de fuego. ¿Qué estamos esperando? En estados Unidos un gran problema es la posesión de armas en manos de adolescentes. Pero en México no es poca cosa, de acuerdo con el INEGI, en México 11.5 de los menores han tenido cercanía con las armas. Como hoy lo señala el analista Mario Luis Fuentes en el periódico Excélsior “es importante reconocer que nuestro país adolece de diagnósticos apropiados sobre lo que ocurre en torno de las niñas y los niños. Es falso que sepamos, bien a bien, qué está pasando en diferentes ámbitos de la realidad social y, por lo tanto, se hace muy difícil saber qué hacer desde el aparato público”. Como señala el analista: México es un país inapropiado para la niñez. Y no podemos quedarnos con los brazos cruzados negando la realidad y diciendo que es culpa de los video juego