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#ESNOTICIA
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J. Javier Hernández*
00:06 miércoles 10 junio, 2020
ColaboradoresEl 5 de junio pasado, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció apresuradamente – otra vez – que la estrategia “Aprende en Casa” terminaba. Así, sin más. Recordemos que esta estrategia fue el salvavidas ante el cierre de escuelas ocasionada por la pandemia. Esto marcaba, de facto, la culminación del ciclo escolar 2019-2020. Dando paso a los procesos administrativos indispensables en estos tiempos, por encima de la reflexión pedagógica que nos pudiera dejar este período de aislamiento preventivo.
Sin duda, desde el centralismo autoritario e inexperto de la autoridad educativa, los aprendizajes de los niños y niñas no se pueden detener y deben continuar a como diera lugar. Por ello, bajo el mismo esquema pero diferente denominación: “Verano Divertido”, otro as bajo la manga de la SEP, en el cual dio por hecho que las y los maestros contamos con los elementos suficientes para “evaluar” los aprendizajes esperados de los contenidos del Ciclo Escolar. Mas bien, diría calificar, pues es lo urgente.
Desarrollar la evaluación en esta semana viene a dar al traste con un proceso pedagógico que debería estar enfocado en las y los niños. Es decir, nada ha cambiado, nada nos cambió, seguimoos privilegiando los procesos administrativos, por encima de lo realmente importante, ¿cómo están los estudiantes? ¿Qué hicimos por ellos? ¿Lo hicimos bien? ¿Qué podemos hacer mejor? Incluso el propio secretario refuerza dicha perspectiva cuando a finales de mayo sugiere que uno de los criterios para este periodo de evaluación será el promedio de sus calificaciones en los dos primeros trimestres. Vaya, unos genios.
Tan solo esta decisión/acción pone nuevamente en entredicho la autonomía del docente y su criterio profesional para la valoración de sus estudiantes. Que decir de la premura en cada centro de trabajo por tener a la brevedad las calificaciones. Estamos igual que al inicio de esta contingencia.
Sin duda, habrá quien decida liberarse de esta presión sin sentido y calificará a disccreción a sus estudiantes. Lo cual da un respiro. Pero silenciosamente estaría ocultándo la realidad del rezago escolar de los niños y niñas con respecto a sus compñeros de clase y no se diga a sus nuevos profesores. Y esto, me atrevo a decirlo, será lo que provoque el leve empujón a la rueca de la simulación en nuestras escuelas. Si los estudiantes ya estaban excluidos del aprendizaje por la estrategia de “Aprende en Casa” poco ayudará el velo negro que empieza a ceñirse en muchas comunidades escolares con la opacidad de una calificación que alimenta el sistema pero tambien el estancamiento y el conformismo.
A esto le sumamos, los Consejos Técnicos Escolares (CTE) Virtuales que, lejos de plantear alternativas viables para sumarnos a una transformación escolar, se volvieron repetidores de la verdad absoluta de la SEP. Ahora tenemos hasta períodos de exámenes extraordinarios para no reprobar a nadie. ¡Exámenes! Es decir, que no aprendimos a hacerlo mejor o no queremos aprender a hacerlo mejor. ¿Si no regresamos a clases presenciales el 10 de agosto, qué hacemos? ¿Cuál es el plan B en mi comunidad? No hay, a menos que lo diga la SEP.
Tal vez si pudiéramos extender el calendario y programar sesiones personalizadas con los estudiantes con mayor rezago tendríamos mayores elementos para valorar su desempeño y generar mejores opciones de apoyo. Sí, las carpetas de experiencias pueden orientar el diálogo, pero solo hasta ahí. El tiempo que podamos brindar a estos niños y niñas permitiría una valoración flexible, cuantitativa y formativa, de manera que incluya no solo su conocimiento de un contenido, sino sus sus aprendizajes periféricos, experiencias vividas en aislamiento, su sentir, incluso sus miedos. Porque eso significa crecer y ser.
¿Para qué invertir tanto tiempo en una estrategia aislada y poco aterrizada, y no intentar conectar a los agentes de cambio con sus estudiantes? Por que una vez más, debemos privilegiar la administración por encima de lo enteramente pedagógico. El área de control escolar, hace honor a su denominación pues ya solicita formatos de evaluación personalizados y manda las instrucciones para el llenado de las boletas de calificación. Nada más fuera de lo que podría ser relevante y pertinente como comunidad de práctica anteponiendo a las personas y su realidad.
Ojalá la Secretaría de Educación de Gobierno del Estado, diseñe y comunique con mejor claridad el proceso de la acreditación de los alumnos en las escuelas y a promover, junto a los supervisores, directores y profesores que las escuelas asuman el reto de finalizar el ciclo escolar como una verdadera comunidad de aprendizaje, donde reaprender a hacer las cosas sea una constante del ensayo y error. Dejemos los formatos a un lado y en libertad con responsabilidad, construyamos una mejor escuela, donde las niñas y niños puedan sentirse mejor y aprender, con ellos, desde sus experiencias. *Docente de educación primaria frente a grupo en la zona huasteca centro del Estado de San Luis Potosí.
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