Una nueva jornada de manifestaciones en Francia del movimiento de los “chalecos amarillos” contra el presidente, Emmanuel Macron, sembró el caos este sábado en la famosa avenida parisina de los Campos Elíseos, donde se formaron barricadas y la policía disparó gases lacrimógenos. Cerca de 106 mil personas se manifestaron en toda Francia, 8 mil de ellas en París, informó el ministerio de Interior francés. Según la misma fuente, el sábado pasado sumaron 282 mil en todo el país. La jornada estuvo marcada por el intercambio de acusaciones políticas. El gobierno atribuía esta violencia a “la ultraderecha”. Los partidos de la oposición, tanto de derecha como de izquierda, respondieron criticando al gobierno de querer reducir el movimiento con violencia y el hacer oídos sordos a las reivindicaciones de los manifestantes. “Vergüenza la de aquellos que violentaron a otros ciudadanos y periodistas [...] No hay lugar para esta violencia en la República”, escribió en Twitter el presidente Macron al terminar la jornada de protestas. El movimiento transversal de los “chalecos amarillos”, que cuenta con un amplio apoyo popular, denuncia el alza de los combustibles y la pérdida de poder adquisitivo en Francia. El ministerio de Interior dio cuenta de 19 heridos, cuatro de ellos entre las fuerzas de seguridad, frente a los 106 de la semana anterior, y añadió que hubo 130 personas detenidas, 42 de ellas en París. El lugar fue cortado por los manifestantes que arrojaron proyectiles, montaron barricadas y quemaron mobiliario urbano, mientras la policía antidisturbios intentaba hacerlos retroceder con gases lacrimógenos y camiones hidrantes. Los bomberos intervinieron para apagar las barricadas incendiadas, de las que salía una espesa humareda negra que se mezclaba con la nube de gases rociados por los cuerpos policíacos. Los incidentes provocaron las reacciones de los políticos. El ministro Castaner culpó de la violencia a la líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, considerando que “sediciosos” respondieron a su llamado a desfilar por los Campos Elíseos. Le Pen rechazó estas acusaciones, afirmando que ella nunca había llamado a la violencia y tras la jornada de protestas constató en su cuenta Twitter que el gobierno no tenía respuesta a los reclamos de los manifestantes. NO MÁS VIOLENCIA A LA MUJER En varias ciudades francesas se reunieron miles de personas para denunciar la violencia contra las mujeres y pedir más implicación a las autoridades frente a ello, tras el inicio del movimiento Me Too, de denuncia de los actos sexistas. Convocadas por la recién nacida asociación “Nous toutes” (Todos nosotros), las marchas recorrieron las calles de casi medio centenar de ciudades, entre ellas París, donde miles de personas, la mayoría vestida de violeta, el color que han elegido como distintivo. La manifestación parisiense, pacífica, hizo todo lo posible por distanciarse de la que a la misma hora se desarrollaba en otras zonas de la capital convocada por los llamados “chalecos amarillos”, que estuvo marcada por la acción de la policía al dispersar a los asistentes con gas lacrimógeno y cañones de agua. En el caso de la protesta feminista, el ambiente fue tranquilo y ordenado, como en otras ciudades, entre ellas Marsella, Lyon, Toulouse o Lille. Para la feminista y política Caroline De Haas, una de las organizadoras de la manifestación, se trata de una acción “inédita”, superior a la del 25 de noviembre, día contra la violencia hacia las mujeres. En declaraciones a la emisora France Inter, De Haas indicó que se trata de que el Ejecutivo incremente las medidas de protección de las mujeres. El presidente Macron aseguró que la igualdad de sexos es una de las prioridades de su mandato, pero las feministas consideran que no ha acompañado esa voluntad con los recursos económicos necesarios ni normas que castiguen las agresiones. En 2016, el último año del que hay estadísticas, 123 mujeres murieron por violencia machista en Francia, donde 220 mil sufren violencia por parte de su pareja o ex pareja. Además, 250 son violadas cada día y una de cada tres afirma haber sido acosada o agredida sexualmente en el trabajo. MILENIO