Vínculo copiado
“Hay un ejercicio inédito en México que tiene ciertos visos de rendición de cuentas que nunca habíamos tenido antes y eso permea muy hondamente en la imagen positiva del presidente la otra cosa es que el presidente con eso no solamente está fijando la agenda cotidiana y marcando cuáles son los temas sino que también aprovechándose este modelo de medios la tiene completamente ganada”.
00:51 martes 12 marzo, 2019
ColaboradoresAl presentar un informe por los primeros cien días de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que en su administración se tiene la firme convicción de que el Estado no sea utilizado para fabricar delitos ni para perseguir, torturar o masacrar al pueblo.
También dijo que ha promovido el derecho a la información y al diálogo “con mensajes de ida y vuelta”, por lo que impulsa el debate y la pluralidad democrática, puso como ejemplo la Comisión de la Verdad para el caso Ayotzinapa.
Lo cierto es que cuando el presidente aparece frente a los periodistas en sus conferencias matutinas, los representantes de la prensa van tras la pelota de declaraciones que les lanza como un equipo amateur de niños jugando al fútbol. A la izquierda, a la derecha, al fondo y todos detrás de ella. Con ésta el investigador Manuel Alejandro Guerrero, director del Departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana, ilustra la dinámica de la prensa y el presidente, a partir de las conferencias matutinas y la agenda impuesta por López Obrador durante sus primeros 100 días de gobierno. El investigador, identifica en el discurso lopezobradorista un cambio en el fondo, con el concepto de la Cuarta Transformación, y un cambio en la forma, a través de las conferencias y la difusión por plataformas digitales. En repetidas ocasiones el presidente indica que es indispensable un cambio que se justifica por razones que tienen que ver con la corrupción, con la pobreza, con la injusticia y que el responsable es el modelo neoliberal, los gobiernos anteriores que generaron privilegios desigualdades, etcétera”. Conforme a un análisis realizado por el Taller de Comunicación Política, SPIN, en las primeras 67 conferencias mañaneras, López Obrador mencionó 540 veces la palabra “corrupción”; 352, "pueblo”, y 132, “neoliberal”. Esa narrativa, abunda Guerrero, se vuelve muy poderosa si se combina con un cambio en la forma. “él mismo se ha colocado como el vocero principal”. Las conferencias de prensa, además, son transmitidas de forma íntegra en la señal pública del Canal 11, que alcanza 72 por ciento de la señal abierta en el territorio mexicano. Y en días pasados, anunció que todas sus conferencias están disponibles en la plataforma de podcast Spotify, dirigido a una población mayoritariamente joven. Las apariciones diarias de AMLO ante los periodistas han impactado también en el esquema de noticieros matutinos y en la prensa impresa, que batalla porque sus portadas trasciendan después de las siete de la mañana. Manuel Alejandro Guerrero enfatiza la importancia de que los medios de comunicación tomen una posición ideológica abierta, que les permita definir agendas y desmarcarse de las declaraciones presidenciales. “Hay un ejercicio inédito en México que tiene ciertos visos de rendición de cuentas que nunca habíamos tenido antes y eso permea muy hondamente en la imagen positiva del presidente la otra cosa es que el presidente con eso no solamente está fijando la agenda cotidiana y marcando cuáles son los temas sino que también aprovechándose este modelo de medios la tiene completamente ganada”. Desde luego la relación de AMLO y la prensa podría modificarse a partir de la asignación de recursos de publicidad oficial, que pese a la reducción de 50 por ciento respecto al último año de Enrique Peña Nieto, suma 4 mil 200 millones de pesos. Ya en otras participaciones en este espacio, hemos manifestado nuestra preocupación por el despido de personal en los medios de comunicación. Condenamos el que a partir del informe MOM (Media Ownership Monitor México), que presentaron Reporteros Sin Fronteras, y el Centro de Comunicación Social (Cencos), en que denunciaron que once familias controlan los medios en nuestro país y, por ende, la mayor parte de la publicidad oficial, todos los consorcios de medios de información, comenzaron a despedir personal.
Hemos visto como a partir del segundo semestre del 2017, los despidos se agudizaron, después de que como presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, anunció que reduciría la publicidad del gobierno. El número de trabajadores cesados en meses recientes, se ubica entre cinco y 10 mil, y en un lapso de dos años conforme con un cruce de datos del INEGI, el número llegaría a casi 20 mil. También mencionamos que debido a las características de los contratos (en ocasiones personales y negociables entre dos partes), es casi imposible conocer a detalle el número de despedidos en “Televisa”, “TV Azteca”, “Grupo Imagen”, “Multimedios”, “Radio Fórmula”, “Radio Centro”, “Organización Editorial Mexicana”, “Reforma”, “La Jornada”, “El Universal”, “La Crónica”, “El Heraldo de México”, y otros medios más que han optado por deshacerse de personal, para sortear la crisis o han negociado baja de salarios o prestaciones. Así observamos con preocupación como de manera cotidiana, a través de las Redes Sociales, se difunden mensajes respecto a que los despidos mediáticos se deben a una censura ejercida por el Ejecutivo Federal. Lo más probable es que quizá las once familias que menciona el informe, despiden o bajan salarios a su personal, por la reducción casi inminente de publicidad oficial. Hoy más que nunca se debe tener presente que la libertad de expresión es un derecho de carácter institucional porque supone un pilar de la democracia. Además es la garantía de que la ciudadanía ejerce un contrapeso a los poderes establecidos.
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