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Este año, nuevamente, vivimos problemas naturales derivados del cambio climático y de la forma como construimos nuestra ciudad, aunque tal vez más drásticos; pasamos de los incendios a las inundaciones
02:04 viernes 7 junio, 2019
ColaboradoresEste año, nuevamente, vivimos problemas naturales derivados del cambio climático y de la forma como construimos nuestra ciudad, aunque tal vez más drásticos; pasamos de los incendios a las inundaciones.
Aunque podría parecer atípico, lo cierto es que estos cambios son cada vez más recurrentes y preocupantes, se trata de problemas o fenómenos cíclicos que se modifican e intensifican derivado de nuestro patrón de consumo en todos los sentidos y a nivel mundial.
En nuestra ciudad existen dos retos que se conjuntan e intensifican en temporada de lluvias, nos referimos a la movilidad y el agua. Parece paradójico en ambos casos, por un lado vivimos de los coches, es nuestra principal actividad económica, pero son ellos los que colapsan la movilidad; por otro, la calidad de nuestra agua es deficiente, incluso algunas zonas de la ciudad no tienen agua o es limitada, pero nos inundamos.
Podemos identificar que la cantidad de agua que llega a la parte baja de la ciudad se acelera e incrementa, las escorrentías se modifican conforme urbanizamos y por supuesto las calles que antes no se inundaban ahora si. Partimos de reconocer que vivimos en un sistema de ríos subterráneos y superficiales y por tanto el agua continuará transitando por nuestra ciudad, el reto es como aprovecharla.
Nuestros problemas de inundaciones se concentran en 9 diferentes puntos, por tanto hay que actuar con ingeniería hidráulica para resolver en el corto plazo este problema y aprovechar el agua que se acumula. Los puntos son trayectos o nodos importantes para la ciudad ya que conectan puntos por los cuales circula mucha gente, si actuamos de manera estratégica nuestra movilidad no se verá afectada y aprovecharemos el agua.
Actuar de manea estratégica implica por un lado que el agua sea un tema de agenda pública como la movilidad, es decir, la movilidad se convirtió en una preocupación del gobierno en todos los niveles, de empresarios y de la sociedad en general en la medida que primero la gente lo demandó, los industriales se manifestaron y finalmente el gobierno respondió con un listado de proyectos que privilegia al automóvil. En el caso del agua el problema es que es un tema cíclico, que vivimos cada año y no es permanente en el día a día; sin embargo, habrá que buscar la coordinación de los niveles de gobierno en este tema, la participación de los desarrolladores inmobiliarios y de la sociedad organizada.
Por otro lado, actuar estratégico implica administrar los riesgos derivados de la urbanización, tanto humanos como económicos y ambientales. Administrar el riesgo significa considerar las situaciones que se pueden generar por la urbanización o modificación de alguna parte de la ciudad, por tato actuar en consecuencia y de manera responsable con el medio ambiente.
Finalmente, actuar estratégicamente implica responder rápido, urge un plan de acción para esta temporada de lluvias, que nos diga no sólo qué vialidades están cerradas, sino por dónde circular cuando llueva; esto obliga habilitar vialidades alternas a los principales 9 puntos de conflicto, dar mantenimiento, cambio de sentido y disminuir la capacidad de estacionamiento para garantizar un tránsito continuo y seguro. En el mediano plazo, debemos desarrollar la capacidad de resiliencia de la ciudad, como marcan los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Nueva Agenda Urbana, ser capaces de salir rápido de las crisis de movilidad e inundación que se están generando en la ciudad.
Hoy la tendencia mundial en las ciudades responsables con el medio ambiente es recuperar los ríos, redirigir la inversión a un sistema de colectores que permita captar, distribuir, tratar y aprovechar el agua; representa generar infraestructura verde o del paisaje como el rio Santa Lucia en Monterrey; implica generar y recuperar áreas verdes en la ciudad con prioridad en la superficie vecina a los puntos de conflicto para aumentar capacidad de absorción.
Necesitamos diseñar, no construir, una ciudad acorde al crecimiento económico que se registra, que agregue valor a las personas que vivimos en San Luis.