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El escenario de crisis en el que se ha visto envuelto el sistema escolar fruto de la pandemia por COVID-19 ha modificado de forma radical el derecho aprender de todos
00:06 miércoles 20 enero, 2021
ColaboradoresFernando Cruz Evangelista*
El escenario de crisis en el que se ha visto envuelto el sistema escolar fruto de la pandemia por COVID-19 ha modificado de forma radical el derecho aprender de todos.
La evidencia que hemos recopilado durante el año pasado desde la sociedad civil (encuestas, conversatorios con docentes, estudiantes y familias, estudio de programas piloto), muestra que se vislumbra una pérdida de aprendizaje en esta generación de por lo menos dos años; que la demanda administrativa para los profesores ha aumentado exponencialmente; el abandono de la escuela comenzó a ser un factor notable; es clara la ausencia y la falta de seriedad en las estrategias locales para atender de manera pertinente el aprendizaje de niños y jóvenes.
En este sentido, además de los factores económicos y sociales de las familias que inciden en alcanzar mejores oportunidades para todos, me parece que no nos estamos haciendo las preguntas correctas y peor aún, no estamos haciendo las preguntas correctas a las autoridades educativas sobre el estado que guarda nuestras comunidades escolares.
Aprende en Casa III no refleja un cambio de paradigma educativo, sino la continuidad de un modelo educativo que ya no cabe en la realidad. Si bien, ha demostrado avances en la construcción de mejores guiones para tratar de “llegar” a las poblaciones más vulnerables en el país, lo cierto es que no están impactando en los aprendizajes de los estudiantes de manera significativa. Esto ha provocado que las mediciones locales solo nos hablen de menos del 10% que han seguido puntualmente las transmisiones en nuestro Estado.
Los directivos escolares han tenido que atender necesidades nuevas y de muy distinto tipo, liderando en un marco de incertidumbre y teniendo que equilibrar la preocupación por el bienestar social, mental y físico de las personas con una enseñanza a distancia de la mayor calidad que les sea posible. Esto ha provocado la concepción de un liderazgo educativo que no tiene precedentes y que obliga a los directivos escolares a buscar nuevos caminos y prácticas incluyentes.
Los profesores, lejos de confiar y privilegiar su conocimiento y experimentar nuevas formas de concebir la enseñanza, el Estado les obliga a seguir contenidos programáticos para “aprender” lo más “importante”, dejando de lado campos como Arte, Educación Física, Asesoría, tan prometedores en buscar alternativas para mitigar el encierro en casa. Además, siguen empantanados en la burocracia, que ahora es digital. Informes y reportes “por si llegan a pedir la información”.
La mayoría de los programas tradicionales ha debido ajustarse a la modalidad virtual, lo que ha tenido consecuencias tanto en los aprendizajes priorizados como en la selección de las metodologías más pertinentes. Algo es claro, enseñar en la incertidumbre no es una habilidad genérica presente en el magisterio mexicano. Esto, más allá de la crítica que parece, debería indicarnos un camino que estemos dispuestos a explorar en el corto plazo. En lugar de “rescatar” la escuela administrativa y cuadrada de 2020, exploremos, experimentemos y permitamos a los profesores reconocer sus limitaciones para hacerles frente.
Para esto, tres cuestiones parecieran ser las cruciales:
● Desarrollar capacidades críticas en los líderes escolares para enfrentar crisis. Pongamos un foco especial en capacidades como i) colaborar y distribuir el liderazgo (pues la inteligencia colectiva es un motor que contribuye a abordar la crisis), ii) gestionar la organización con base en una planificación flexible (con un horizonte claro, pero con posibilidad de ajuste muy rápido), iii) comunicar y generar confianza en escenarios de presión e incertidumbre y, iv) herramientas para la atención de la situación socioemocional de niños y adultos.
● Acompañamiento y mentoría como método permanente para los profesores. El mejor maestro de un maestro, es otro maestro. Para ello, se requieren más que nunca espacios de cuidado, contención y acompañamiento. Los espacios académicos son importantes, pero contar con el apoyo de los colegas debería ser una prioridad en nuestros días. Debemos considerar las figuras de mentores, guías, aquellos que nosotros mismos reconozcamos por su trabajo. Se habla mucho de revalorización externa de los profesores, pero al interior, las cosas no son tan diferentes. Hay que impulsar también el trabajo en red con fines formativos, siempre beneficiosas para la preparación de la didáctica, arropar a los nuevos profesores y compartir su experiencia, aprender de otros y sentirse escuchados en un espacio donde no se está evaluando su efectividad. Estos dispositivos tienen además la ventaja de adaptarse más fácilmente a las necesidades y problemas particulares que enfrentan.
● Aprendizaje permanente como motor del cambio. La crisis ha sido también una fuente potentísima de aprendizaje, que debería acompañarnos para siempre. En este sentido, los programas de formación debieran diseñarse con el fundamento de generar herramientas para que equipos docentes puedan sistematizar sus aprendizajes e integrarlos en su trabajo futuro. Estos aprendizajes son individuales y también de la organización misma.
Si bien comienza a verse ya la luz al final del túnel, lo cierto es que este año que inicia, será también un año plagado de incertidumbre y complicaciones para el funcionamiento del sistema educativo, por lo que, si comenzamos a preguntarnos el tipo de escuela que queremos construir y actuamos en consecuencia, estaremos en la ruta adecuada para una verdadera transformación educativa.
La crisis actual es un escenario propicio para redefinir, el qué, cómo, y para qué de la escuela, los profesores, los contenidos, integrando los aprendizajes de este difícil momento, pero aprovechando también la oportunidad para subsanar otros problemas ya conocidos en este campo. Nosotros debemos cambiar, ¿por qué la escuela debe seguir igual?
*Normalista. Investigador en la UPN. Activista por el #DerechoAprender en SLP.
Director ejecutivo en Horizontes de Aprendizaje. Contacto: [email protected]