Vínculo copiado
Ades, una mujer de 31 años, conectó una cita a ciegas en una página de Internet; un sitio que se vende con el lema “Los hombres ricos se juntan con las chicas guapas”.
00:04 martes 15 mayo, 2018
LABERINTOSAdes, una mujer de 31 años, conectó una cita a ciegas en una página de Internet; un sitio que se vende con el lema “Los hombres ricos se juntan con las chicas guapas”.
Ella sintió que conoció al hombre de su vida”. Sólo tuvieron una cita, en Phoenix (Arizona), ella quedó prendada, y como puede ocurrir con esos encuentros a él no le interesó; nunca le llamó, tampoco respondió a las insistentes llamadas y ni los mensajes de ella. Sólo uno respondió para decirle que no estaba interesado en ella. Había algo de esta mujer que lo ponía en alerta.
El día de la cita, él fue cauteloso con su información, sólo le dio su número de teléfono, no le dijo dónde vivía, ni la empresa que dirigía, pero ella se encargaría de saberlo. Esa noche ella lo siguió hasta su casa, y al día siguiente hizo lo mismo para conocer la dirección de la empresa que dirigía. Ades estaba segura que era cuestión de tiempo que él se diera cuenta que ahí había una historia de amor. Estaba obsesionada, lo seguía día y noche. En julio de 2017, él hombre llamó a la policía para reportar por primera vez el comportamiento de Ades, se encontraba estacionada en su automóvil frente a su casa, le mandaba constantes mensajes de texto. La policía la encontró frente a la vivienda de la víctima, le pidieron que desistiera de su comportamiento y se retirara, pero poco después el hombre volvió a recibir mensajes de texto, ahora mucho más amenazantes.
Al principio los mensajes por WhatsApp eran cordiales, suaves, amorosos, luego el tono fue subiendo, llegando a enviar más de 500 mensajes en un día. Los últimos días ella le escribiría “No intentes abandonarme, te mataré, ¡no quiero ser una asesina!”; “espero que mueras, asqueroso judío”; pero cuando llegó el siguiente mensaje, él ya estaba aterrorizado”, ella le escribió: “oh, lo que haría con tu sangre, me quiero bañar en ella”.
En pocos meses él recibió más de 65 mil mensajes, a veces 500 al día. Cuando la policía le preguntó que si no le parecía un exceso, ella respondió “el amor es algo excesivo”. Él sentía que se había vuelto una sombra amenazante.
Hace un mes él se encontraba de viaje, desde su teléfono llegó la alarma y el vídeo de vigilancia que mostraba que alguien se había introducido en su casa de Paradise Valley, resulta que Ades se había metido a escondidas a la mansión del hombre. Parece irónico, se quitó la ropa, se dio un baño, se paseó por la casa como si la habitara, hasta que llegaron los agentes y la detuvieron. Fue puesta en libertad con reservas por cargos criminales, en esa ocasión, en el asiento trasero del coche ella llevaba un cuchillo de carnicero.
Hace unos días, en un estado de crispación total, el hombre volvió a llamar a la policía para denunciar el acoso que estaba sufriendo por los mensajes que recibía. Él se fue país, temeroso de lo que esa mujer le podría hacer; Ades no desistió, incluso se presentó en su oficina en Scottsdale (Arizona), diciendo que era su esposa.
La policía la volvió a detener y esta vez el juez no permitió que saliera bajo fianza. Desde la cárcel no comprende lo que ocurre, ella sigue diciendo “Yo sólo quiero amarlo”. Hay veces que el amor solo sirve de pretexto para dar salida a problemáticas profundas y esquizofrenias latentes. Esta es una historia de acoso que podría tener resultados muy lamentables; es una historia de acoso, del acoso viral que hoy viven muchas personas no solo en Estados Unidos, sino que mucho más frecuente se observa en México. Y tú ¿qué opinas? @Pfloresblavier