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El trabajo de dichas instituciones nos permite conocer si los gobernantes están haciendo su trabajo, cómo lo hacen y que resultados tienen
00:04 martes 15 diciembre, 2020
ColaboradoresGeneralmente creemos que los políticos mienten. Sin embargo, es incorrecto generalizar. Muchos funcionarios se empeñan en decir la verdad y en ser congruentes entre lo que dicen y hacen. Solo los irresponsables mienten de manera cínica y con amplia desfachatez. Los jóvenes deben saber que en los últimos 30 años los mexicanos hemos construido instituciones como Inegi, Coneval, Banco de México, instituto de trasparencia, dependencias de auditoría, entre otros, así como organismos no gubernamentales, académicos y empresariales, que elaboran estudios de evaluación y políticas públicas. El trabajo de dichas instituciones nos permite conocer si los gobernantes están haciendo su trabajo, cómo lo hacen y que resultados tienen. Los gobernantes están obligados a entregar en tiempo y forma información al solicitante. Si no lo hace, puede ser multado, sancionado o inhabilitado. Así, las instituciones, leyes y organismos no gubernamentales, se convierten en vigilantes eficaces del trabajo de los gobernantes. Lo están haciendo y lo hacen muy bien. Esto ha permitido conocer los más sonados hechos de corrupción y, lo más importante, ha logrado inhibir conductas incorrectas. Las democracias modernas en el mundo funcionan así, con instituciones de transparencia, revisión y evaluación, capaces de mantener a raya a los políticos. Este tema viene a colación porque se acercan tiempos electorales donde los políticos mentirosos pueden hacer de las suyas si los ciudadanos no nos mantenemos alertas. Hace dos años nos dijeron muchas mentiras. Prometieron cosas que, a la vista de todos, eran irrealizables. Ahora sabemos qué políticos fueron los mentirosos, porque su actuar es público, notorio y recurrente. No podemos hacernos los tontos. La evidencia está ahí. Todas las mañanas la observamos. La frase de “tengo otros datos” es una ofensa a la inteligencia, es inadmisible. No existen excusas válidas para la mentira deliberada. Basta de pretextos. Identificar a los mentirosos sirve para decidir por quién votar. Aceptar una mentira sobre otra, es volver a equivocarse, votar doblemente mal.