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De acuerdo a la historia épica que hemos vivido estos últimos días entre los tres poderes que conforman nuestra nación, es preciso para mí y desde mi sentido académico opinar antes de que terminen los capítulos más sorprendes de esta historia llena incongruencias sociales, porque parece que este ejercicio de difundir los salarios percibidos por los poderes es un acontecimiento insólito en donde cada uno de los mexicanos somos ganadores.
00:04 viernes 14 diciembre, 2018
ColaboradoresDe acuerdo a la historia épica que hemos vivido estos últimos días entre los tres poderes que conforman nuestra nación, es preciso para mí y desde mi sentido académico opinar antes de que terminen los capítulos más sorprendes de esta historia llena incongruencias sociales, porque parece que este ejercicio de difundir los salarios percibidos por los poderes es un acontecimiento insólito en donde cada uno de los mexicanos somos ganadores. De acuerdo con lo anterior, cabe señalar muy objetivamente que el resultado de esta disputa es un producto legítimo de transparencia que nunca nos brindaron de manera clara y oportuna los tres poderes sobre sus percepciones, y les confieso a todos mis lectores que a pesar de tener amigos que ejercen cargos en ambos poderes con una trayectoria intachable, considero que lo que está pasando es algo históricamente positivo, ya que exhibe los abusos faraónicos en un país con altos niveles de injusticia, de corrupción por ambos poderes, en donde las leyes no se respetan y existen 60 millones de personas en la pobreza, 40 de ellos en extrema pobreza para ser más exactos y señaló de forma importante que jamás vi tanta polémica en las redes sociales por los senadores, diputados, jueces o ministros en favor de esta población tan sometida por la desigualdad e ignorancia, pero reflexionando toda la información que se brindó en esta guerra de medios, pienso que fue bueno que se diera a conocer y difundir estas cifras para todos los mexicanos y de este modo conociéramos la realidad salarial sin tenerla que pedir o solicitarla por cada uno de nosotros de manera oficiosa, y considero que los ministros o jueces hubieran tenido más grado de credibilidad o legitimidad en su defensa, si se hubieran expresado con esta misma energía y de manera pública en asuntos como los desaparecidos o sobre los desastres como el terremoto o en una franca lucha contra el crimen organizado, pero ahora su fragilidad es observada con gravedad en las mayorías, ya que solo se han publicitado de manera unida por todos los medios defendiendo sus magníficos salarios iniciando una guerra histórica y sin tregua como nunca se ha observado. Por último y como una reflexión a mis queridos amigos, pienso que entre más se defiendan quedarán más expuestos ante las mayorías y resuelvo claramente que están equivocando la estrategia al actuar como la vieja burguesía francesa del siglo XV y bajo un discurso que los llevará seguramente a la guillotina social.