San Luis Potosí México (01 noviembre 2017).- Todo mundo gusta de las historias románticas, sin embargo hay algunas de desamor que se han convertido, no solo en un clásico, sino en leyenda… El antiguo Hospital Civil se encontraba entre los barrios de El Montecillo y de San Sebastián, cerca del costado sur del Templo de San José, una enfermera llamada Eulalia, entró a formar parte del personal, desde el principio dio muestras de profesionalismo; por lo tanto, se ganó la simpatía y el aprecio del personal. Eulalia repartía su tiempo entre su trabajo y atender a su madre y dos hermanos menores, llevaba una vida tranquila, años después se inauguraba un flamante nosocomio con el nombre de Hospital Central Dr. Morones Prieto, y a este pasó la mayor parte del personal del antiguo Hospital Civil; entre el que se encontraba Eulalia. Al lugar llegó un doctor de nombre Joaquín, quien al poco tiempo de conocer a Eulalia la hizo su novia, le propuso matrimonio a la inocente enfermera, como condición, el joven le pidió que lo esperara seis meses porque tenía que tomar un curso de Medicina en Monterrey. Pasó el tiempo y cuando estaba por cumplirse el lapso, uno de los doctores le dijo que Joaquín se había marchado, no a un curso si no a casarse. Tal noticia derrumbó a Eulalia, cambiándola por completo, trataba de mala gana a los pacientes, no les daba sus medicinas y se dice que muchos murieron por sus negligencias. Transcurrió el tiempo y la enfermera, tras una enfermedad murió. Se cuenta que desde entonces en este hospital se aparece una enfermera pulcramente vestida de blanco y que, de vez en cuando, atiende pacientes, dicha enfermera ahora es conocida como “La Planchada”. Hoy en día, en el Hospital Central ya se han acostumbrado a ver deambular por los pasillos, o en los cuartos de algunos pacientes, a una enfermera con su vestido largo blanco, impecable y almidonado, así lo cuenta Yolanda Galarza, jefa de enfermeras del Hospital Central. Señala que incluso, varios pacientes les señalan que han visto a la mujer en el quirófano, pues fue precisamente en la sala de operaciones en donde Eulalia empezó su trabajo de enfermería. Relata que los que más dicen haberla visto son pacientes, que dicen que una enfermera los revisó o suministró sus medicinas.