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Fernando Cruz Evangelista
02:06 miércoles 26 agosto, 2020
ColaboradoresA pesar de los esfuerzos de las Autoridades Educativas entramos a un nuevo ciclo escolar con incertidumbres, miedos e inseguridades. Familias, alumnos y maestros nos encontramos en una de las encrucijadas más determinantes para la sociedad que deseamos construir a través del Sistema Educativo Nacional (SEN).
Sí, es verdad, derivado de la pandemia, nuestro país, como tantos otros, no tenía mas opción de iniciar el ciclo escolar 2020-2021 a distancia. Pero hoy se demuestra una vez más que la excesiva centralidad del Gobierno Federal para atender esta situación ha provocado una pasividad inoperante al momento de diseñar las soluciones. Apostar la continuidad de los aprendizajes de todas las comunidades escolares en la televisión, se alcanza a leer como la salida más fácil a una situación de apremiante atención y diversificación que, claramente con el apoyo en las Autoridades Educativas Locales de nuestro Estado, establecen desafíos que deben ser atendidos de manera transversal.
Uno de los retos que podemos advertir es la apremiante necesidad de informar y dejar en claro el rol de los profesores en esta nueva etapa del programa “Aprende en Casa”. En diversas comunidades, en especial en poblaciones en condición de vulnerabilidad o bien de lejanía, se esta implementando el programa con el profesor como auxiliar de la televisión y no al revés. Es apremiante definir si el profesor es solo un guía de los programas de televisión, el libro de texto y los cuadernillos de trabajo o es al revés, donde el profesor utiliza estas herramientas para articular las oportunidades de aprendizaje (mínimas o no) para que pueda responder a las necesidades de los niños y jóvenes. La evidencia señala que tan solo poseer los materiales y recursos disponibles no genera automáticamente el aprendizaje. Por otro lado, la importancia de articular procesos que, ante las nuevas realidades de la escuela, marcarán la pauta para transformar el SEN. El nuevo rol de los profesores, la focalización en el desarrollo de su compromiso y capacidades, la inherente formación inicial en las Escuela Normales, se convierten en eslabones estratégicos para fortalecer y guiar un esquema escolar que apunte, cada vez más, hacia la flexibilidad, innovación y autonomía de las comunidades escolares.
A la luz de estas reflexiones, los siguientes desafíos, lejos de atenderse, se siguen potenciado. El primero tiene que ver con el rol de las familias y su apoyo desde las comunidades escolares. Brindarles información suficiente y pertinente para que sean qué hacer en determinadas fases del programa. Esto puede ayudar a disminuir la ansiedad y el estrés que estos procesos van a ocasionar al interior de las mismas. Lo cual abre la ventana de observar episodios de ausencia o de violencia por parte de los adultos hacia los niños y jóvenes. En este sentido, es primordial que a nivel local no dejemos solos a los profesores y a las comunidades escolares, las instituciones gubernamentales y las Universidades deberían articularse para establecer protocolos de atención a la población en múltiples aspectos.
En segundo lugar la reactivación de los profesores y el apoyo a su labor. Es de admirar la gran cantidad de recursos innovadores que despliegan muchos profesores en el Estado, acondicionar un espacio de su casa, grabar clases en línea, editar videos, diseñar cuadernillos de trabajo en lenguas originarias, grabar notas de voz para enviar por redes sociales, contar historias con teatro guiñol, programar sesiones particulares con las familias, mantener comunicación con las familias para cuidar el régimen de alimentación y atención en los más pequeños, abrir sus cocheras para el uso de internet, proporcionar materiales didácticos básicos, escuchar a los niños y sus familias; una larga lista de opciones que dan cuenta del talento e inversión económica de los docentes con tal de motivar a todos y seguir adelante. Es fenomenal poner en el discurso que son los agentes de transformación y que confiamos en sus decisiones. Pero si las palabras no van acompañadas de acciones focalizadas, estaremos acercándonos cada vez más a la simulación y/o a la claudicación de esfuerzos notables que resultan claves en estos momentos de incertidumbre.
Podrían empezar por la entrega completa de los libros de texto o tal vez apoyándolos con recursos tecnológicos como latops, aplicando los fondos congelados (en el mejor de los casos) en la sección sindical. Estableciendo acuerdos con los proveedores de internet para determinadas regiones o bien, subvencionar u ofertar planes tarifarios de datos ilimitados. Contratar internet satelital para las regiones que no cuentan con señal de televisión o bien, implementar con los proveedores de televisión de paga un esquema subvencionado que permita su instalación en dichas comunidades. Como podemos ver, las posibilidades pueden incrementarse, enfocarse o delimitarse, pero eso permite que el profesor encuentre mas y mejores opciones de intervención.
El tercer desafío parte de las dos anteriores, el incremento del ausentismo y el eventual abandono de la escuela. Ciertamente las clases por televisión y a distancia pueden potenciar las causas de abandono escolar, especialmente en educación media superior, es decir, en jóvenes de 15 a 17 años de edad. Es un hecho que ya transitábamos por un sistema triplemente excluyente, donde en muchos casos los procesos vividos en la escuela estaban tan alejados de la vida cotidiana de los niños y jóvenes que el solo hecho de ya no estar en el espacio físico de la misma, incrementa sobre manera la posibilidad de abandonarla. Esta se triplica, porque ahora las posibilidades de “seguir” en la escuela estará directamente ligada a la experiencia, en el mejor de los casos, en línea con el profesor o los programas de televisión.
Estos retos parten de la responsabilidad de las autoridades en todos los niveles, pero valdría la pena comenzar desde los locales. También debemos sumar a la sociedad civil. Sin duda, la responsabilidad constitucional se vuelve un lastre difícil de cumplir en momentos determinados. Por ello, todos debemos sumar en esta causa, la de educación. Tomar la bandera no basta, por ello, necesitamos acciones puntuales de acercamiento y apoyo a los profesores de nuestros hijos. Sin ellos, sin nosotros, solo acrecentaríamos las brechas en el aprendizaje en las nuevas generaciones.
Los desafíos están lejos de acabarse, pero los mencionados aquí resultan transversales para lo que resta del año 2020. Si logramos sumar voluntades políticas y acciones estratégicas de las autoridades gubernamentales y los sindicatos magisteriales; la incorporación progresiva de las familias en el aprendizaje de sus hijos y fortalecer el compromiso de los profesores en beneficio de las niñas, niños y jóvenes, estaremos un paso adelante para enfrentar ésta y cualquier eventualidad que ponga en riesgo nuestro futuro.
* Normalista / Investigador en la UPN
Director General de Sembrando Horizontes AC Contacto: @FhernandOziel