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¿Cómo se puede explicar que Ricardo Gallardo Juárez perdiera en las urnas dos a uno? ¿Cuáles fueron algunas de las causas desde una óptica ciudadana? A continuación expongo desde mi punto de vista una serie de situaciones, que pienso concluyeron con una derrota estrepitosa en las urnas el pasado domingo para el Alcalde de la capital de San Luis Potosina que buscaba la reelección.
23:56 miércoles 4 julio, 2018
Colaboradores¿Cómo se puede explicar que Ricardo Gallardo Juárez perdiera en las urnas dos a uno? ¿Cuáles fueron algunas de las causas desde una óptica ciudadana? A continuación expongo desde mi punto de vista una serie de situaciones, que pienso concluyeron con una derrota estrepitosa en las urnas el pasado domingo para el Alcalde de la capital de San Luis Potosina que buscaba la reelección. En campaña Ricardo Gallardo prometió sacar a San Luis del bache, llevar ante la justicia al anterior alcalde Mario García, regular el ambulantaje, crear una universidad pública, erradicar la corrupción entre los distintos cuerpos policíacos y aplicar exámenes de control y confianza, rehabilitar la red de agua potable y alcantarillado, construir más colectores pluviales, elección compartida del director de obras públicas entre el alcalde y la ciudadanía , poner orden en Interapas para que mejore el servicio y manejar con transparencia los recursos públicos. Al paso de los tres años de su administración municipal ninguno de estos
compromisos logro cumplir e incluso se agudizaron otros que tal vez no se veían como graves problemas. Algo que caló profundamente entre la ciudadanía fue el olvidarse de los servicios públicos elementales como el alumbrado, las vialidades, el agua y la seguridad. Estoy convencido que Gallardo no supo aprovechar el pasado de las espantosas y corruptas administraciones de sus antecesores: Victoria Labastida y Mario García. Tuvo todo para hacer un buen papel. El usar a las instituciones para perseguir a sus críticos fue algo grave y nunca antes visto, el terrorismo laboral fue evidente y el no respetar las leyes de manera constante alarmó a la gente. Cientos de quejas surgían cada día donde denunciaban los afectados extorsiones de gente de obras públicas y comercio. Creó un emporio de “medios de comunicación” cuyas dos funciones eran solo alabarlo y atacar de forma brutal a quien osara criticar o señalar algún mal acto de la administración llamada como “gallardista”. Ricardo Gallardo incluso en su discurso nunca entendió lo que era la rendición de cuentas, manejaba al Ayuntamiento como su empresa y a los empleados como subyugados. El retroceso en transparencia fue impresionante, pedir copias de un expediente te podría costar hasta 20 mil pesos, siendo esto una violación clara al derecho a la información pública. La opacidad con la que se manejaron los recursos públicos fue enorme. Sandra Sánchez Ruíz fue un fantasma que siempre estuvo sobre Gallardo. Este caso fue un emblema de los malos manejos que se llevaron a cabo. El extraño proveedor de medicamentos genéricos no fue el único caso de empresas fantasmas usadas por el Ayuntamiento, fue uno más. Por cierto el SAT acaba de lograr que Sandra Sánchez Ruíz regrese los 62 millones de pesos al fisco tras un largo litigio en tribunales. Ya en campaña el usar recursos públicos para su beneficio y el no respetar las leyes electorales eran cosa de todos los días. Las campañas de odio y de calumnias por medio de sus operadores negros eran cotidianas, cada vez más graves, cada vez más fuertes. Eso en lugar de darle votos a Gallardo se le revirtió. Cada mensaje que llegaba a la intimidad de los celulares causaba molestia en lugar de creer las encuestas y guerra sucia que circulaba. Definitivamente esos “asesores” en lugar de ayudarlo lo terminaron de hundir. La ciudadanía habló claramente en las urnas y lanzó un mensaje. Queremos personas sensibles que tengan claro que son nuestros mandatarios, que son empleados de la ciudadanía, que estén convencidos que la rendición de cuentas y la transparencia son una obligación pero mucho más: que son una convicción.