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Anteriormente hemos referido que el crecimiento urbano de la ciudad de San Luis Potosí nos ha llevado a enfrentar dos dilemas asociados a nuestra relación con la naturaleza. El primero se refiere a la convivencia con el agua y los problemas de movilidad en el Boulevard Río Santiago y ya en general en toda la ciudad, es decir, recuperamos el Río como río o continuamos intentando controlar el agua para poder circular por un río los 365 días del año, incluso existen soluciones que podrían hacernos convivir de manera armónica con él.
00:02 viernes 10 noviembre, 2017
ColaboradoresAnteriormente hemos referido que el crecimiento urbano de la ciudad de San Luis Potosí nos ha llevado a enfrentar dos dilemas asociados a nuestra relación con la naturaleza. El primero se refiere a la convivencia con el agua y los problemas de movilidad en el Boulevard Río Santiago y ya en general en toda la ciudad, es decir, recuperamos el Río como río o continuamos intentando controlar el agua para poder circular por un río los 365 días del año, incluso existen soluciones que podrían hacernos convivir de manera armónica con él. El segundo dilema se refiere al crecimiento urbano en las parte altas de la periferia, sobre todo la construcción de fraccionamientos en la sierra de San Miguelito que ha llevado a intensificar las inundaciones, disminuir la capacidad de recarga del acuífero e intensificar los problemas de movilidad y dificultar el transporte público. La pregunta es: ¿continuamos creciendo con fraccionamientos en las partes altas de la ciudad? o ¿mantenemos una reserva natural para la ciudad? Como resultado del crecimiento urbano y económico acelerado que ha registrado la ciudad a partir de la presente década, existe ya un tercer dilema, basado en la premisa de que nuestro crecimiento urbano resultado principalmente del incremento de la actividad industrial automotriz. Ahora debemos escoger entre seguir desarrollando nuestra industria basada en la producción de automóviles y con ello privilegiar el uso del coche con obras de ingeniería y mantenimiento vial sobre una infraestructura saturada, o debemos pensar en desarrollar una nueva base económica como la energía, la salud, o el turismo, que disminuya nuestros riesgos ante una tendencia mundial de disminuir el uso del automóvil en las ciudades; es decir, que pasaría si como en Detroit, cuna de la industria automovilística en los cincuenta, las empresas fueran afectadas por una crisis a tal grado que se generaran otros problemas como desempleo, inseguridad y cierre total. Actualmente Detroit atraviesa la mayor crisis urbana reconocida, su población disminuyó de 1.4 millones de habitantes a sólo 700 mil, una deuda creciente, además de tráfico de drogas e inseguridad. Lo que parecería contradictorio es que pensemos en una ciudad sustentable, pero que construye autos. Sin lugar a dudas el crecimiento actual está basado en la industria, y en el corto plazo no habrá una disminución en la producción que afecte a la ciudad, pero FORD y el cambio de su decisión de instalarse nos dejó un mensaje, también empiezan a observarse una alta rotación de personal y algunos ajustes en el empleo del sector automotriz. León por ejemplo, “ciudad de la piel” entró en crisis de zapato por la globalización y el comercio con China, por ello desde hace más de 13 años comenzó a diversificar su economía hacia la industria automotriz, actualmente funcionan de forma complementaria. Lo que necesitaríamos hacer es desarrollar una estructura económica diversificada y especializada, es decir tan importante como la automotriz pero no sólo basada en ella. Pensemos que requerimos ser un centro logístico tan importante como el clúster automotriz, con ello disminuimos los riesgos frente a una crisis global. Pensemos también en cambiar nuestra forma de planeación ¿Deberemos de mantener un enfoque basado en la solución de problemas de corto plazo? O bien ¿deberemos de plantear un proyecto de ciudad centrado en la persona, con diseño urbano, con preferencia al peatón, sustentable e innovador? el primero por supuesto es más económico en el corto plazo pero de baja rentabilidad y alto riesgo, representa más un gasto que una inversión, el segundo definitivamente requiere de mayor inversión y una visión de mediano plazo, así como de la integración de voluntades del sector privado, social y público, con alta rentabilidad política pero diferente a la tradicional basada en obras. Aún es tiempo de que San Luis Potosí oriente su desarrollo al transporte, a la energía, a los alimentos o la salud y menos al auto.