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Muchas personas siguen creyendo que el trabajo duro es la clave para lograr el éxito, viven agobiadas por la multitud de tareas, compromisos, metas, objetivos, reuniones y otro tipo de actividades que saturan su día
22:03 domingo 9 septiembre, 2018
PERFIL EDUCATIVOMuchas personas siguen creyendo que el trabajo duro es la clave para lograr el éxito, viven agobiadas por la multitud de tareas, compromisos, metas, objetivos, reuniones y otro tipo de actividades que saturan su día y no se dan espacio para ellas mismas. Sin embargo, podemos observar que trabajan arduamente durante toda su vida y finalmente tienen poco que mostrar como resultado de años y hasta décadas de dedicación y trabajo continuo. Es obvio advertir que el éxito cuenta con un factor mucho más importante que el trabajo duro, que se requiere enfoque, tener una clara comprensión de nuestro destino para discernir mejor en dónde estamos y dar los pasos adecuados en la dirección correcta. Porque si no sabes a dónde vas, ya llegaste. Resulta increíblemente fácil caer en la trampa de la actividad, en el ajetreo de la vida, trabajar cada vez más para trepar por la escalera del éxito, y descubrir finalmente que está apoyada en la pared equivocada. Es posible estar atareado, muy atareado sin ser muy efectivo. “La persona promedio emplea más tiempo planeando sus vacaciones que planeando su vida. Las personas no fracasan porque deliberadamente planearon su fracaso, sino porque nunca se tomaron el tiempo suficiente para planear su éxito.”
Camilo Cruz A menudo las personas se encuentran logrando victorias vacías, éxitos conseguidos a expensas de cosas que súbitamente se comprende que son mucho más valiosas. Personas pertenecientes a todos los trabajos (médicos, académicos, ingenieros, actores, políticos, ejecutivos, atletas y fontaneros) a menudo luchan por lograr ingresos más altos, más reconocimiento o un cierto grado de competencia profesional, sólo para descubrir que su ansiedad por alcanzar la meta les ha privado de cosas que realmente importan y que ya han quedado fuera de sus posibilidades. Cuan distintas son nuestras vidas cuando sabemos qué es lo verdaderamente importante para nosotros y qué no es relevante, y, manteniendo ese cuadro en mente, actuamos cada día para ser y hacer lo que en realidad nos interesa. Si la escalera no está apoyada en la pared correcta, cada paso que demos no hará más que acercarnos antes al lugar erróneo. Podemos estar muy atareados, podemos ser muy eficientes, pero sólo seremos también verdaderamente efectivos cuando empecemos con un fin en mente y enfocar nuestra energía, tiempo, dedicación y disciplina para alcanzarlo.
“Nuestro principal propósito en la vida, debe ser tener una vida con propósito.” Robin Sharma Si se considera con cuidado lo que deseamos que digan de uno en la experiencia de a asistir nuestro propio funeral, encontraremos la definición personal del éxito. Tal vez sea muy diferente de la definición que creías comprender. Es posible que la fama, el éxito, el dinero o algunas de las otras cosas por las que luchas ni siquiera formen parte de la pared correcta. Cuando tienes un propósito, alcanzas una perspectiva distinta. Uno de las competencias fundamentales que deberíamos aprender y desarrollar los seres humanos consiste en tomar decisiones y plantear estrategias para alcanzar las metas establecidas; con visión, compromiso, disciplina y diligencia. Porque “Somos el producto de nuestras decisiones y acciones, no de nuestras condiciones.”
"La diferencia entre la gente común y la gente exitosa, es que la gente realmente exitosa dice NO a casi todo" Warren Buffet
La diferencia entre el lugar en el que estamos ahora y en el que vamos a estar dentro de algunos años es función de las decisiones que hemos tomado, estamos tomado y tomaremos en el futuro y de las acciones realizadas para alcanzar las metas planteadas en ellas. En la toma de decisiones, debemos aprender a decir que sí, pero es más importante aprender a decir NO y a actuar en consecuencia. Pregúntate si te gustaría decirle sí a la vida, a tu salud, al equilibrio y salud física mental y espiritual, al éxito, a la felicidad, a la familia, a la riqueza, etc. Al decir sí, estás tomando una decisión, que puede ser relativamente sencilla; pero elegir es renunciar. Para decir sí a algunas metas, significa que tiene que decir no a muchas otras cosas; como decir no a la televisión en exceso, a los videojuegos, al alejamiento con tu familia, a perder tiempo en internet, al exceso de trabajo, a la comida chatarra, al despilfarro, a la pereza y la inacción, etc., que te desviarían de sus elecciones iniciales y le descarrilarían en el “juego de la vida”. ¿Desearías en muchas ocasiones ponerte de pie y decir no, pero terminas diciendo que sí? Muchos de nosotros nos sentimos abrumados por realizar infinidad de tareas, aún a costa de que no nos quede tiempo para nosotros mismos. Sin embargo, aun así, seguimos diciéndoles que sí. Aprender a decir NO genera gran respeto en ti mismo y por parte de quienes te rodean. Así que ¿por qué tenemos el hábito de decir que sí? Podría ser que creemos que decir que no significa indiferencia, incluso egoísmo y es posible que tengamos miedo a quedar mal con otras personas. Además de esto puede existir miedo a desagradar, a ser criticado o a arriesgar una amistad. Curiosamente, la capacidad de decir que no está ligada a la confianza y respeto en uno mismo –autoestima-. Las personas con baja autoestima a menudo se sienten nerviosas y temen enemistarse con otras, atendiendo sus necesidades, a las que les dan mayor importancia que a las propias. Ser incapaz de decir que no puede ser agotador, estresante e irritante. Podría socavar cualquier esfuerzo para mejorar su calidad de vida al pasar mucho tiempo preocupándose sobre cómo salir de un compromiso contraído que realmente no queríamos tener. No esperes hasta que tu energía se agote antes de tomar el paso necesario para decir NO. *Profesor, coach y periodista. Tecnológico de Monterrey, [email protected]