Impulsada por su estilo fresco e informal, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, de 38 años, ha estado en la mira de los medios de comunicación globales en los últimos días por el tiroteo en la ciudad de Christchurch la semana pasada. Desde que asumió el cargo el año pasado, Jacinda rápidamente se convirtió en un fenómeno global y en la ministra más jóven del mundo, dándole un lugar destacado junto a Emmanuel Macron, presidente de Francia, y Justin Trudeau, ministro de Canadá, en la contranarrativa liberal al resurgimiento del populismo de derecha. Inmediatamente después de la masacre, Jacinda Ardern prometió un endurecimiento de la legislación de armas que permitió al atacante comprar, en toda legalidad, el arsenal con el que cometió su acción, armas semiautomáticas incluidas. "Cada arma semiautomática empleada en el ataque terrorista del viernes quedará prohibida en este país", declaró la primera ministra al detallar la lista de medidas que concretizan su promesa. Ardern anunció también la prohibición de los cargadores de gran capacidad y de los dispositivos que permiten realizar disparos más rápidos. A diferencia de declaraciones de sus homólogos, como el de Estados Unidos, Donald Trump, Ardern pronunció discursos antiodio después de la masacre en donde murieron 50 personas y mostró su empatía con la comunidad musulmana cuando hace unos días se reunió con familiares de las víctimas usando un hiyab e insistió en que su país sigue siendo un lugar seguro y armonioso para personas de cualquier nacionalidad y religión.

A pesar de su atractivo estilo y su capacidad de conectarse con el público, es posible considerarla una persona que se encuentra dentro en lugar de un insurgente, una consumada política de carrera con poca experiencia en otros campos. Al ser feminista, Ardern no es fan del presidente de Estados Unidos, pero es demasiado diplomática para decirlo, dada la estrecha relación comercial y de seguridad de Nueva Zelanda conEstados Unidos (su país es miembro de la red de espías Five Eyes, que también incluye a EU, Canadá, Australia y Reino Unido).

Jacinda Ardern remarcó que las puertas de su país se mantendrán abiertas para toda persona que respete los valores de tolerancia, y "sólo deben ser cerradas para aquellos que promuevan el odio y el miedo". La reforma de la legislación contra el uso de armas se presentará ante el Parlamento a principios de abril, pero entre tanto se establecerán medidas provisorias para evitar una avalancha de compras, lo que significa que la prohibición de facto ya entró en vigor.

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