La instalación de los semáforos en el cruce de las calles Chihuahua y Monterrey, en la Colonia Roma, ha sido todo un acontecimiento. Los vecinos recuerdan que el pasado domingo 1 de julio apenas ganaba Andrés Manuel López Obrador la elección presidencial y ya para el martes 3 una cuadrilla de técnicos colocaban los semáforos en la esquina que da a las oficinas del virtual Presidente electo, señalizaciones que habían estado solicitando desde hace más de 20 años, desde antes incluso de que el tabasqueño fuera Jefe de Gobierno de la capital del País. "Y ya también arreglaron la cámara de vigilancia que ni sé cuántos años tenía de descompuesta, ya pintaron los pasos peatonales y ahorita andan bacheando", mencionó ayer una empleada del 'Krikas´s Bountys', un restaurante ubicado en contraesquina de la casa blanca con acabados rojos. La mesera del comedero recordó que en ese cruce seguido ocurrían choques de automóviles. Dos barras torcidas de metal, afuera del local donde hace más de medio siglo los poetas beats se emborrachaban, dan cuenta de los accidentes de los autos que, por falta de semáforo, quedan adentro del bar. "Ya tenemos 23 años aquí y nunca nos habían atendido con lo del semáforo. Yo llevo a mi hija a la escuela y en la esquina me llegué a quedar hasta ocho minutos esperando a que me dieran el paso", recordó Alicia Vargas, quien vive en el 215 de Chihuahua, justo enfrente de las oficinas del próximo Presidente. "Ahorita ya están arreglando las grietas del pavimento que salieron por el sismo del año pasado", dijo Alicia Vargas, que aún no se recupera de la sorpresa de lo que pasa afuera de su ventana. "Yo estoy como nerviosa, todo el tiempo esperando a ver qué más va a pasar". Este martes, cuando llegaron una cuadrilla de 15 trabajadores, tres camiones de volteo, una máquina removedora de tierra y dos policías para vigilar los trabajos de bacheo del tramo de 100 metros, entre avenida Insurgentes y la calle Monterrey, Alicia no pudo localizar al dueño de la camioneta que se estacionó afuera de su casa e impidió la reparación de algunas grietas. Sin embargo, no se molestó tanto, pues dijo que ha habido más beneficios. Incluso les ha ayudado a redactar las cartas de quienes a diario acuden a pedir cosas al tabasqueño -una casa, una beca, justicia, un trabajo, bacheo para sus colonias-, pues no saben leer ni escribir. Los vecinos de Chihuahua 216, donde antes funcionó una escuela de artes y todavía el año pasado una empresa de seguridad privada, reconocen los beneficios, aunque algunos confían en que López Obrador no se quede para siempre. "Esto era una calle muy tranquila y, pues, ya hay mucho más movimiento, muchos coches, muchas personas; yo no estoy tan contento", comentó el empresario Alejandro Serralde, residente del 222 de Chihuahua. Hace dos meses asaltaron la casa del cineasta Carlos Obregón, en el 220 de la misma calle. Ahora, él está más confiado con la seguridad que ha llegado, pero sospecha que por atender un tramo de 100 metros, la Delegación Cuauhtémoc, gobernada por el partido de López Obrador, descuida otras zonas. Esa es la queja generalizada entre los habitantes del rumbo, pues han comprobado que para que arreglen una calle deben esperar a que uno de ellos llegue a ser el Presidente de la República. -- Reforma