La coalición PAN-PRI-PRD-Conciencia Popular representa un acto de generosidad con San Luis Potosí. Estos partidos apuestan su resto en un acto decidido, inteligente y estratégico, casi heroico.  No es poca cosa disminuir posibilidades de competencia, de un cien por ciento, a un 30 o un 20 por ciento; no es fácil decir a militantes interesados que ahora no podrán competir por alcaldías o diputaciones, y; no es fácil decir a militancia que ahora serán aliados de acérrimos rivales. Se requirió de una larga vida política de encuentros, de tolerancia, de convicción democrática y generosidad personal, para que dirigentes con ideologías diferentes se sentaran a negociar una alianza que salve al Estado de San Luis Potosí de peligros que acechan cada día con más fuerza, dos peligros encarnados en expresiones políticas muy conocidas por todos, la delincuencia y la incompetencia. Ahora viene la segunda parte de este gran reto. Tiene que ver con la negociación para definir a qué partido corresponde poner cada candidato, sea gubernatura, presidencias municipales, diputaciones federales y locales, así como regidurías. Aquí es donde la ambición, el egoísmo y perversidad de unos cuantos puede sabotear la gran alianza. Todos conocemos esos personajes políticos impresentables, hoy diputados o presidentes municipales. Los dirigentes de partidos, o jefes reales de estos, no la tienen fácil en su tarea de controlar a sus respectivos mounstritos. Esos líderes del PAN-PRI-PRD y Conciencia Popular, tienen en sus manos, incluso, la posibilidad de limpiar de alguna manera sus cuadros, hacer a un lado a esas botargas políticas impresentables y proponer nuevos personajes políticos. Todo hace suponer que el PAN, dentro de la coalición, tendrá mano para poner al candidato a gobernador y todo indica que la candidatura a la presidencia municipal de San Luis Potosí sería para el PRI. Qué se necesita para que la militancia de cada partido acepte el perfil de dichas candidaturas, pues que estas sean cuadros competitivos y políticamente presentables. Una maquinaria bien aceitada, integrada por las estructuras del PAN y PRI, sumadas a las del PRD y Conciencia Popular, tiene enormes posibilidades de ganar, incluso, carro completo. La moneda, sin embargo, todavía está en el aire.