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Una joven fue atacada en el Parque Tangamanga I, ante un presunto intento de robo del que resultó lesionada.
23:58 miércoles 23 mayo, 2018
EN LA OPINIÓN DE ERIKA SALGADOUna joven fue atacada en el Parque Tangamanga I, ante un presunto intento de robo del que resultó lesionada. No, no fue entrada la madrugada en una calle obscura, en una zona peligrosa. No, ella no estaba en estado inconveniente, ni usaba ropa “provocadora”, ni “le dio entrada” a su agresor, no andaba en malas compañías ni en el lugar “equivocado”, argumentos que suele dar la autoridad para minimizar las agresiones contra las mujeres, la violencia y la incidencia delictiva, pues a la primera declaración oficial hacen parecer que la victima es más culpable que el victimario de lo sucedido. Pero esta agresión no cae en sus argumentos preelaborados, ¿cómo responden entonces? Sale el Secretario de Seguridad Pública a decir que se trató de un “hecho aislado”. ¿Qué puede entenderse como un hecho aislado?, algo que nunca sucede, pues no hay condiciones para que suceda, sin embargo, pasa alguna vez y no más. ¿Puede, entonces, considerarse este ataque como un hecho aislado? Evidente y contundentemente NO. PRIMERO. No es el primer hecho de inseguridad que se presenta en el Parque Tangamanga I, al contrario, ante la impunidad y falta de vigilancia los delitos han ido en aumento. Primero fueron actos vandálicos, pero no pasaba nada, a nadie parecía importarle el deterioro y afectación de las instalaciones del Parque, entonces siguieron las faltas, el exceso de velocidad, el ingreso de bebidas alcohólicas y hasta de objetos y mascotas que se supone están prohibidos, total nadie se daba cuenta, entonces comenzaron los cristalazos a los vehículos, el robo de las pertenencias dejadas en algún sitio mientras la familia se divertía y hasta de los equipos de quienes practican alguna disciplina en especifico en el Parque y no pasó nada. Llega entonces lo que desde hace tiempo se temía, la agresión directa a las personas y aún ahora, no pasa nada. SEGUNDO. Todas las condiciones parecen propicias para la delincuencia dentro del Parque, que por cierto, cada vez se nota más abandonado. No hay vigilancia efectiva, impera el descuido, la impunidad de lo que ahí sucede, no hay control de los ingresos, ni de las actividades que ahí se realizan. No lo hay. TERCERO. En un estado y en un país donde impera la violencia ¿qué les hacía pensar que el Parque Tangamanga sería un oasis en el desierto? Hace tiempo, mucho tiempo que debieron tomarse medidas preventivas. Pero no fue así y aún hoy, no es así. Han pasado ya 5 días de la ultima agresión, reportada a la autoridad y a la sociedad civil mediante los medios formales y redes sociales y no ha pasado nada. No se plantean acciones inmediatas ni replanteamientos de fondo, siendo un espacio donde conviven diariamente miles de usuarios, niños y niñas, jóvenes, mujeres, adultos mayores, todos están en riesgo mientras no se tome el tema con la seriedad debida. Y mientras tanto, los potosinos vemos cada vez mas limitadas nuestras libertades, porque mientras el estado no es capaz de garantizar nuestra seguridad vamos modificando nuestros hábitos, cambiando nuestra dinámica, limitando nuestras actividades. Porque si ya era peligroso salir temprano de casa, cuando todavía no sale el sol, ahora también es peligroso hacer ejercicio en el Parque, pero también esperar el camión urbano en la parada, porque ahí también hay ataques y en los alrededores de las escuelas e incluso hay sujetos ingresando a las viviendas a robar, sin importar si sus moradores están presentes. Cuando comenzó la violencia en nuestra entidad, nos dijeron que los homicidios eran hechos aislados, en 2017 sumaron 507. Cuando comenzaron los feminicidios dijeron que eran hechos aislados, en 2017 se registraron por lo menos 9, hay quien menciona que fueron muchos más pero que no se reconocieron como tales. No son hechos aislados, forman parte de una ola de inseguridad que nos golpea a los ciudadanos mientras la autoridad sigue cerrando los ojos. Cuánto más tendrá que abarcar, cuantas víctimas se requieren para que se tome con seriedad. Es una verdadera pena ver en qué se ha convertido nuestro San Luis Potosí, muy lejos del lugar que elegimos para vivir.