Cuando sus empresas no logran traducir la estrategia en resultados, muchos ejecutivos apuntan a una cultura de desempeño débil como la causa principal. La respuesta es que una cultura que respalda la ejecución debe reconocer y recompensar otras cosas como la agilidad, el trabajo en equipo y la ambición. Muchas empresas se quedan cortas en este aspecto. Al tomar decisiones de contratación o promoción, otorgan mucho menos valor a la capacidad de un gerente para adaptarse a las circunstancias cambiantes que al logro de sus objetivos en el desempeno laboral reciente. La adaptacion al cambio es una indicación de la agilidad necesaria para ejecutar la estrategia. La agilidad requiere voluntad para experimentar y muchos gerentes evitan la experimentación porque temen las consecuencias del fracaso. Probar cosas nuevas inevitablemente implica retrocesos, y hablar con honestidad sobre los desafíos involucrados aumenta las probabilidades de éxito a largo plazo. Sin embargo las culturas corporativas rara vez admiten las discusiones sinceras necesarias para recompensar la agilidad.