Vínculo copiado
“Mientras algunos buscan un tanque de oxígeno que esté disponible, otros buscan comprar una botella de alcohol antes de que les cierren la tienda de conveniencia más cercana; mientras algunas familias buscan una cama disponible en un hospital, otras realizan fiestas donde seguramente no existe ninguna medida sanitaria. Mientras otros mueren, los demás viven en la frivolidad absoluta”.
00:07 lunes 23 agosto, 2021
ColaboradoresVivimos tiempos sumamente difíciles por esta pandemia de Covid 19, que llegó desde hace más de año y medio, aquel marzo de 2020 nuestras vidas cambiaron para siempre y desde ese momento muy pocas personas nos imaginamos que nada volvería a ser igual para nuestras vidas. Al momento que escribo esta columna de opinión nos encontramos en el peor momento de la historia de la pandemia, desde que llegó a San Luis Potosí, jamás habíamos visto que en tan sólo un día se reportaran más de mil contagiados por esta enfermedad ¿Pero qué sucede con los demás? Nada, absolutamente nada, pareciera que a las mayorías ya no les sorprende que se estén reportando millares de cantidades de contagios por día. Hemos caído en una absoluta frivolidad de la vida, cuando estamos viviendo la peor pandemia que haya existido en la historia de la humanidad. Tan solo le doy un dato, en 1918 durante la crisis de la Gripe Española en México, algunos estudios han estimado que murieron unos 300 mil mexicanos en poco más de dos meses, que fue el pico de la epidemia; realmente una cifra considerable; hoy, nosotros estamos por rebasar esa cantidad de mexicanos fallecidos en pleno 2021 y pareciera que eso nadie le alarma. Ayer me tocó ver cerca de mi hogar por lo menos tres fiestas de jóvenes que al ver suspendidos los centros nocturnos por las nuevas medidas restrictivas, decidieron organizar reuniones, olvidando que en estos momentos la mayoría de los centros hospitalarios están colapsando en la capacidad de atención para las personas que llegaran a contagiarse de Covid. Así es… mientras algunos buscan un tanque de oxígeno que esté disponible, otros buscan comprar una botella de alcohol antes de que les cierren la tienda de conveniencia; mientras algunas familias buscan una cama disponible para su padre o madre, otros brindan fiestas en espacios donde seguramente no existe ninguna medida sanitaria. Mientras otros mueren, los demás viven en la frivolidad absoluta… pareciera que ya nada importa, sólo el divertirse mientras hay una crisis en las calles, en los hospitales, en las casas, en todos lados. No lo sé, tal vez estoy perdiendo la capacidad de creer en el prójimo, porque cada vez que tengo la tarea de informarle detrás del micrófono o la computadora, siento que prácticamente a la mayoría no le importa en absoluto el proteger a los demás... a las personas que más aman. ¿Pero le digo algo, estimado lector? Aquí seguiremos, como lo hemos hecho desde hace 3 años que llegamos a esta casa informativa, buscando una sola cosa, un solo objetivo: informarlo por sobre todas las cosas y en cualquier instante, y si en algo podemos ayudar para poder parar esta maldita enfermedad, créame que eso será la gran recompensa que podamos tener quienes nos dedicamos a esta noble labor del periodismo. Cuídese mucho y de verdad, sea responsable. Hágalo por los que más ama y quiere proteger. Nos leemos la próxima semana, hasta entonces… hasta siempre.