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La pandemia de COVID 19 ha sido tremendamente reveladora, pues nos ha mostrado las deficiencias que, como país, hemos arrastrado históricamente y que ningún gobierno o administración ha sido capaz de atender y mucho menos, de revertir.
22:24 miércoles 6 mayo, 2020
ColaboradoresLa pandemia de COVID 19 ha sido tremendamente reveladora, pues nos ha mostrado las deficiencias que, como país, hemos arrastrado históricamente y que ningún gobierno o administración ha sido capaz de atender y mucho menos, de revertir.
La PRIMERA es el rezago en los servicios de salud, no sólo en cuanto a cobertura sino en calidad de atención. La saturación de los centros hospitalarios es una historia añeja, así como la falta de médicos y personal, equipamiento hospitalario, medicinas, material, etc. Intentos se han hecho, pero ninguno ha sido suficiente para lograr la tan ansiada cobertura universal y garantizar que todos los mexicanos tengamos atención médica.
Es por eso, que ante la amenaza del COVID19 los mayores esfuerzos se han centrado en cómo evitar que una cifra importante de pacientes demande atención hospitalaria al mismo tiempo, por ello, se ha optado por medidas como el Quédate en casa. Sin embargo, esta medida ha traído consigo una serie de consecuencias adicionales.
La SEGUNDA es la carencia de oportunidades en la vida productiva, no hay suficientes empleos y de los sueldos ni hablamos, en México más de 22 millones de trabajadores están en pobreza laboral, lo cual significa que, a pesar de tener un empleo, no ganan lo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas. Presidente, tras presidente, han prometido generar empleos, pero incluso las cifras más optimistas son deficitarias, lo que ha provocado que el mayor crecimiento se dé en la informalidad, trabajos precarizados, improvisados, que apenas dan para sobrevivir. Ante esta realidad, pedir a las personas que viven al día que se queden en casa, resulta imposible.
Por si esto fuera poco, al pasar la pandemia el problema será aún mayor, tan solo en 3 semanas se perdieron 346 mil empleos, según cifras oficiales. Mientras que el subgobernador del Banco de México estima que al termino de la pandemia, la tasa de desempleo en México podría supera el 10.7% mucho mayor que en cualquier crisis antes vista.
La TERCERA es la falta de apoyo para los emprendedores. Aunque las PYMES generan el 72% del empleo en nuestro país, en estos momentos son las más vulnerables ante la crisis. Según datos del INEGI sólo el 62% de las PYMES con uno o dos empleados, sobreviven al primer año de creadas, para el segundo año la cifra se reduce a 42%, esto en un escenario habitual.
En medio de la pandemia, la Asociación Latinoamericana de Micros, Pequeños y Medianos Empresarios afirma que por lo menos 250 mil negocios cerraran sus puertas, con los efectos de desocupación que esto traerá como consecuencia.
El Gobierno Federal, los Estatales y Municipales, han anunciado una seria de “apoyos”, que en realidad son créditos para los emprendedores, pero que según los expertos no representan una oportunidad real para reponerse del golpe.
Otra alternativa de apoyo serían las condonaciones fiscales, pero el presidente de México ha sido contundente en que eso no es ni siquiera una posibilidad.
La CUARTA deficiencia es, sin duda, la gobernabilidad en su sentido más amplio. Si en algo ha insistido el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, es que la causa de la inseguridad es la falta de oportunidades, bueno vamos anticipando qué va a pasar en un México con desigualdades cada vez más marcadas por la falta de ingresos familiares, donde el hambre aprieta cada vez más y no se ve una salida, donde no hay empleo, ni forma de autoemplearse, pero lo que sí hay es un sistema de seguridad descoordinado y una impartición de justicia que no es ni pronta ni expedita como debería.
Y esta desigualdad crecerá aun más porque la QUINTA deficiencia es precisamente la educación. Desde hace mucho tiempo que la educación es excluyente, pues al igual que el acceso a la salud, pertenece solo a quienes pueden pagar por ella, quien puede comprar útiles escolares, pagar las cuotas “voluntarias”, comprar el uniforme, pagar el transporte para llegar a las aulas, etc. Nunca se apostó, ni nos preparamos para le educación a distancia y hoy es impensable que los contenidos educativos se cubran desde casa.
La lista podría continuar, estamos como país, pagando las consecuencias de todo lo que se dejó de hacer y lamentablemente no vemos que hoy se atienda de forma real, que no nos sorprenda el reclamo ciudadano a nuestros gobernantes de todos los niveles, que no han sabido estar a la altura de la situación. La caída en sus niveles de popularidad es solo el grito desesperado de un pueblo huérfano ante la incertidumbre de lo que está por venir. Hoy no basta el discurso político, ni los compromisos vacíos, hoy urgen acciones claras, reales, tangibles, contundentes que permitan reactivar la vida al pasar la pandemia.