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El Congreso del Estado es uno de los poderes que mayores transformaciones requiere, pero no cosméticas sino de fondo y ese debe ser uno de los principales objetivos de los legisladores que resultarán electos en las próximas elecciones, si quieren recobrar la confianza ciudadana.
23:03 jueves 11 enero, 2018
DESDE LA REDACCIÓN SLPEl Congreso del Estado es uno de los poderes que mayores transformaciones requiere, pero no cosméticas sino de fondo y ese debe ser uno de los principales objetivos de los legisladores que resultarán electos en las próximas elecciones, si quieren recobrar la confianza ciudadana. Socialmente bastaría con que renuncien a los miles de pesos que reciben de forma mensual para gestoría, pero se requieren cambios de fondo. Los diputados no se sienten trabajadores asalariados, porque entran y salen del Congreso cuantas veces se les place, llegan tarde a sus oficinas, los viernes no van con el pretexto de que visitan sus distritos y toman dos periodos de “vacaciones” en el año, de casi dos meses, porque así están marcados los periodos de sesiones. Pero eso sí, a la hora de recibir su sueldo sí se sienten trabajadores, porque reciben todas las prestaciones de ley y otras superiores. El aguinaldo, por ejemplo, al que por ley no tienen derecho, aunque ellos argumentan que siempre lo han recibido, explicación que no justifica esta partida presupuestal. Legal y prácticamente no tienen derecho a vacaciones, pero la realidad es que durante los periodos de receso prácticamente no se paran al Congreso, ni siquiera acuden a las sesiones de Comisión Permanente. Los periodos de receso deberían aprovecharse para avanzar más rápido con las iniciativas en comisiones, pero estas reuniones también bajan en número. Ojalá los nuevos diputados se mostraran dispuestos a dar un golpe de timón y renunciaran a estos privilegios absurdos. Dijeran no al aguinaldo y demostraran con hechos que nunca están de vacaciones. Porque de lo contrario seguiremos encontrándonos con declaraciones absurdas como las del legislador Sergio Desfassiux que estalló en contra el vocero del arzobispado Juan Jesús Priego Rivera, porque dijo que los legisladores deberían ganar como cualquier profesionista nivel medio y que sus periodos vacacionales son muy largos. Desfassiux tronó contra el clérigo, pero de forma absurda, porque criticó a los sacerdotes, pero aceptó que los legisladores son igual de flojos, que no entregan cuentas a nadie y que se les olvidan sus promesas de campaña. Entonces… ¿por qué se enoja?