Al Centro Histórico de San Luis Potosí nadie le prestaba atención desde hace años. Era una zona olvidada, por lo que se agradece el interés de los tres niveles de gobierno, pero al mismo tiempo se les pide a estas autoridades que tomen en cuenta que miles de personas acuden al corazón de la ciudad, diariamente, sobre todo a laborar, y con la cantidad de obras que se están realizando, llegar se convierte en misión imposible. Este fin de semana se volvió a reducir a dos carriles la circulación en avenida Carranza. Los automovilistas pusieron "el grito en el cielo", cuando se enteraron del nuevo cierre, porque recordaron los meses de caos que acaban de vivir. Si la obra resulta tan tardada como la anterior nos esperan meses difíciles. Y el problema es que a veces el caos vehicular vale poco la pena, porque se trata al final de obras de escasa calidad. Por ejemplo, resulta de risa que los semáforos peatonales que se instalaron en Carranza no tengan luz ámbar. La ciudadanía pasa confiada en que el semáforo está en verde y de repente cambia a rojo, sin que nada les indique que está a punto de cambiar de color. Además, el cruce de Carranza con Uresti quedó hecho un asco. Gracias a las obras quedaron unos hoyancos que dificultan la circulación en horas pico. Atravesar el Centro Histórico es una tarea titánica, por las obras de 5 de mayo. Cualquiera podría pensar que se trata solo de una calle, pero no es así. La calle atraviesa el centro e impide que se le pueda cruzar de poniente a oriente. Pero como si no tuviéramos bastante, la autoridad anunció que en unas semanas arrancarán las obras de personalización en Damián Carmona y Othón... Así es que prepárese para otra Navidad caótica...  Y conste que no estamos en contra de las obras, pero hay que tener un poco de inteligencia.