Vínculo copiado
Benjamín Alva
13:01 viernes 1 diciembre, 2017
VIRALESYa estamos a finales del mes de noviembre, prácticamente el fin de año de la administración pública, el cierre de ejercicio fiscal y el periodo vacacional inhabilitan los primeros 15 días de diciembre para realizar trámites de obra, autorización de planes, leyes y proyectos, entre muchos temas. Es momento propicio para evaluar el 2017 y pensar en las expectativas para 2018, particularmente en el tema de la ciudad. En materia de planeación y diseño urbano, aún no contamos con un documento que nos dé certeza de cómo va a crecer el área metropolitana de San Luis Potosí para los siguientes años. Se mantiene la incertidumbre del modelo de ciudad que requerimos para colocarnos de manera competitiva en la economía global. En materia de diseño urbano, no tenemos un proyecto que permita la integración, recuperación de barrios y de los principales elementos que dan identidad a la ciudad, con la finalidad de desarrollar actividades nocturnas y turísticas, pero sobre todo de elevar la calidad de vida y mejorar la conectividad de las personas. En materia de leyes e instituciones, aún no contamos con una nueva Ley de desarrollo urbano que debía ser actualizada en un plazo de un año, a partir de noviembre de 2016 según lo establecido en el artículo transitorio de la Ley General de Asentamientos Humanos. No contamos con una secretaria de movilidad o desarrollo metropolitano, de hecho tenemos las mismas instituciones con las mismas atribuciones para hacer frente a nuevos y más complejos problemas. Es urgente la comunicación y acuerdo del ejecutivo con los ayuntamientos y el Congreso del Estado para iniciar una reforma urbana. En materia de financiamiento y economía de la ciudad, no existe seguridad de los recursos públicos para concluir las obras realizadas e inconclusas del 2017, es el caso del Metrobus, el Boulevard Río Santiago y Carranza; tampoco tenemos garantía de sí alcanzará o no la inversión, para el “nuevo” Brazo de Distribuidor Juárez. Continuamos creciendo en la zona industrial y en el área urbana sin obtener beneficios de la urbanización, nuestros problemas se incrementan y continuamos dependiendo de los mismos impuestos y de las transferencias de la federación para realizar obras públicas. Un ambicioso programa de infraestructura urbana sustentable y las alianzas público privadas permanecen ausentes, los problemas de movilidad ya afectan el bienestar de las personas y la productividad de las empresas. Estos tres grupos –la planeación y el diseño urbano, la normatividad y las instituciones, así como el financiamiento y la economía de la ciudad- son los ejes de la Nueva Agenda Urbana que cobrará fuerza en el mundo y en América Latina a partir del Plan de Acción definido por los Secretarios de Estado y Ministros de Vivienda y Urbanismo de nuestro continente. Esta Agenda representa el derrotero para que las ciudades sean más seguras, incluyentes, resilientes y sustentables; con efectos positivos en la disminución del cambio climático y en la generación de la prosperidad para las personas –según principios y propósitos de la ONU-. En este escenario ¿cuáles son los principales riesgos hacia el 2018? El ambiente político electoral enmarca mayor escases de recursos para la obra pública, por ello y ante una falta de nuevos esquemas, las grandes obras como la vía alterna a la carretera 57 o la ampliación del puente PEMEX podrían no iniciar. La transformación de Avenida Carranza avanzará con limitaciones y tal vez la única obra será el nuevo brazo del Distribuidor Juárez. Durante todo el año continuaremos enfrentando graves problemas de movilidad que incluso pueden aumentar por la obra del Distribuidor. Las instituciones se mantendrán y no se observa intención alguna de una reforma urbana, por ello, las iniciativas ciudadanas y de organismos internacionales podrían tomar fuerza y representar el inicio de un posible cambio, como el Foro “Pensar nuestra ciudad”, los proyectos de la Unión de Usuarios de la Zona Industrial o las intervenciones de organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas. Además, con la época de campaña de presidentes municipales y legisladores, así como del presidente de la república, habrá que valorar a los mejores candidatos por su estrategia para resolver entre muchos otros problemas, los grandes retos de la ciudad: la movilidad, la contaminación, la infraestructura, las inundaciones, generar efectos positivos de la urbanización y mejorar la calidad de vida o prosperidad de las personas. El año 2018 sin lugar a dudas será un entrono complicado, pero siempre menos que el año siguiente, será un año de oportunidades, según los discursos políticos; o bien será un año para mostrar nuestra capacidad de resiliencia. Lo que sí es seguro, es que debemos enfrentarlo de una forma diferente para no obtener los mismos resultados, en una ciudad que continuará creciendo rápidamente en autos, superficie urbana y población (en ese orden).