Vínculo copiado
#ESNOTICIA
#ESNOTICIA
De acuerdo con la encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Historia, las mujeres realizan el 76% de las labores domésticas y de cuidados en el hogar
00:06 miércoles 25 noviembre, 2020
ColaboradoresGuadalupe Hernán*
De acuerdo con la encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Historia, las mujeres realizan el 76% de las labores domésticas y de cuidados en el hogar. Algo que podemos estar de acuerdo es que esta magnitud de carga atenta contra el desarrollo educativo, profesional y hasta con la salud física y emocional de las mujeres. Sobre todo por falta de políticas públicas que atiendan la realidad de un país donde uno de cada tres hogares está liderado por una mujer que, además de trabajar para ganar el sustento familiar, enfrenta la necesidad, en la mayoría de casos, de brindar los cuidados y atención que requieren los menores de edad, las personas con discapacidad o los adultos mayores que están bajo su responsabilidad. En este panorama de realidades, que en la cámara de Diputados se esté discutiendo un Sistema Nacional de Cuidados que podría incluir un catálogo de servicios de atención, dirigidos a adultos mayores, niñas, niños, adolescentes y personas con discapacidad, el cual no debe ser excluyente para mujeres y mucho menos sin permitirse una remuneración. Esto es avanzar, a mi parecer, para comenzar a atender determinadas necesidades de personas que viven su día a día en condiciones de riesgo o desventaja. Pero resulta contradictorio observar que estos avances en temas jurídicos se viene abajo al pensar en las personas, en concreto, en las mujeres. De acuerdo con la aprobación del presupuesto de egresos para el siguiente año, podemos observar que programas como Estancias Infantiles, con más de 300 mil menores de tres años que recibían educación inicial y Escuelas de Tiempo Completo con 3.5 millones de alumnas y alumnos matriculados hasta el año pasado, han desaparecido. Sin duda eran referentes indiscutibles en la mejora de vida de miles de mujeres en nuestro país. ¿Cómo poder asegurar que los recién programas que se buscan aprobar en en la cámara baja, puedan responder a las nuevas realidades que viven las familias y en particular las mujeres en nuestro país? El decir y el actuar de los legisladores y del propio gobierno federal es la abandonar toda información técnica, estudios serios en beneficio de la población. Entonces quién nos asegura que estos programas, tan innovadores en el papel, no vayan a desaparecer como hoy lo hacen los que recién mencioné. Hoy en día combatir la corrupción y las acciones de austeridad republicana que se están implementando, me parecen bien, pero el destino de dichos recursos, no permiten garantizar que nuevas estructuras orgánicas e institucionales puedan surgir y mantenerse en el tiempo para observar resultados medibles. Esto nos lleva a generar más discursos que impactan en el papel y en el terreno político. No podemos caer en el mismo juego cada vez que un gobierno en turno toma el liderazgo del país. Hoy, como ciudadana, creo que se debe legislar con base en la realidad de las personas. El manejo político de los temas que nos importan, como el educativo, ha sido desastroso y desesperanzador. Porque no discutir los programas desde las experiencias de quienes las viven en sus casas y al respecto, las mujeres podríamos aportar muchísimo. En este proceso de cambio la educación nos permite avanzar hacia nuevas fronteras para reconocer y enfrentar las realidades. Por ello, que el Estado garantice de manera progresiva nuestro bienestar a través de programas interinstitucionales que permitan con libertad el poder decidir nuestro futuro, podrían establecer bases sólidas para la construcción de mejores programas y estrategias que impacten directamente en nuestras vidas. Con esto no quiero decir que queremos dádivas o privilegios, sino legislar con empatía, reconociendo la realidad de los ciudadanos podría generar una sensibilidad hacia las vidas de esas mujeres, madres de familia, que enfrentan la educación de sus hijos, con discapacidad, en zonas en condición de vulnerabilidad, de violencia, en las cuales necesitamos salir de casa, para trabajar. *Licenciada en educación primaria, con 22 años de servicio en el sector público. Activista por los derechos de las mujeres. Contacto: [email protected]