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Hace 25 años se adoptó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing para la igualdad de género. La ONU declaró el día 8 de marzo como “El Día Internacional de la Mujer”
02:05 domingo 8 marzo, 2020
EN LA OPINIÓN DE CLAUDIO GARCÍAHace 25 años se adoptó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing para la igualdad de género. La ONU declaró el día 8 de marzo como “El Día Internacional de la Mujer”. Este año el tema es “Soy de la Generación Igualdad: Por los derechos de las mujeres”. Bajo el tema “Generación Igualdad” la ONU pretende reunir a personas de “todos los géneros, edades, orígenes étnicos, razas, religiones y países, para impulsar acciones que creen el mundo igualitario que merecemos.” Quienes creemos en esta igualdad estamos obligados a sumarnos a las acciones o a emprenderlas para eliminar la violencia de género, entre otros muchos factores que marcan, hoy día, una desigualdad entre las personas. En México se han convocado diversas manifestaciones para este domingo en todo el país y un paro nacional de mujeres para el lunes bajo el lema “el nueve ninguna se mueve”, que propone que las mujeres no realicen ninguna actividad, debido a la violencia contra ellas. En 2019 en nuestro país 10 mexicanas fueron asesinadas cada día. Lo anterior significa que “hay una violencia estructural y sistémica” contra las mujeres, a la cual no se le ha dado la atención debida con la urgencia requerida. El US News & World Report mostró en su ranking que mide cuestiones de derechos humanos, de igualdad de género, así como de ingresos, de violencia y seguridad, nuestro país se encuentra en el lugar 80, mientras de Kazajistán está en el 59; Turquía en el 52 y Arabia Saudita en el 41, solo por citar algunos. Seguimos en esa maldita realidad de discriminar a la mujer en lo laboral, en lo social y en lo económico. No existe una paridad en la toma de decisiones en los estratos políticos sociales y económicos. Y todo esto solo por el hecho de ser mujer y además las seguimos matando. Hoy domingo se escucharán los coros de “vivas nos queremos…”; “ni una más, ni una más…” y el canto que dice: “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba ni cómo vestía…El violador eres tú…El violador eres tú…”, canto realizado con esa rabia que acusa, que nos acusa en lo individual como hombres, como sociedad y que lo confieso, hoy después de un periodo de 20 años de reeducación personal, me duele, me apena, me avergüenza, no haberlo hecho antes. Y mañana, el lunes 9, será el silencio, su silencio, su inmovilidad y su justa terquedad por verse, por sentirse, por ser respetadas, valoradas. Se trata de que cese el hostigamiento, el acoso, el maltrato y la violencia contra ellas. Es la búsqueda de equidad y respeto a los derechos humanos y más lejos: un silencio que busca un cambio sustancial. Sí, este movimiento feminista en todo el país busca la justicia, la igualdad, pero sobretodo y fundamentalmente muestra el hartazgo frente a los crímenes que sufren, la violación y la amenaza a su libertad. La periodista Karla Iberia Sánchez escribió hace unos días que “México huele a bestias” y como no si tan solo en los dos primeros meses de este año 254 mujeres han sido ejecutadas en el país, 135 en enero y 119 en febrero. La causa: solo por ser mujer. Gobiernos estatales, municipales, el federal, al igual que universidades, empresas, organizaciones civiles y diversas instancias se han solidarizado con el paro de mañana, pero una cosa es aceptarlas y apoyarlas desde la retórica y otra hacerlas realidad. Porque en muchas conciencias no entienden de no entender y no comprenden ni aceptan el sentido de esta, su lucha, que debe ser nuestra, de todos.
Las que paren lo harán también por las que no podrán hacerlo, como la señora de la tortillería quien, cada día desde las 6 de la mañana y hasta las 6 de la tarde, trabaja echando esa masa a la máquina para despachar el kilo o los pesos de tortilla que le dan de comer a diario a ella y a sus hijos. Al igual que muchas enfermeras y doctoras y hasta empleadas a quienes les amenazaron con el descuento del día por no asistir, hasta aquellas que por su función pública no se podrán sumar pero desde su espacio seguirán trabajando para que pare esta violencia. Desde mi trinchera cotidiana me sumaré a su movimiento e iré a trabajar, aún y cuando las 18 compañeras no estarán, seguramente, porque ellas como todas están furiosas, enojadas y al final de cuentas porque es su decisión y hay que respetarla. Al final nosotros somos los que debemos educarnos, reeducarnos si queremos pertenecer a la “Generación de Igualdad”. El cambio nos pertenece para que ya no se nos señale como “…el violador eres tú”. Mis ojos no lo verán, seguro, pero esto ya no lo para nadie.