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La Auditoría Superior del Estado (ASE) atraviesa por una de sus peores crisis. Se podría decir que es una institución muerta, aunque muchos digan que aún está viva. Personajes que quieren mantener con vida a una instancia que destila un hedor insoportable.
20:57 lunes 25 septiembre, 2017
ColaboradoresLa Auditoría Superior del Estado (ASE) atraviesa por una de sus peores crisis. Se podría decir que es una institución muerta, aunque muchos digan que aún está viva. Personajes que quieren mantener con vida a una instancia que destila un hedor insoportable. Hace unos meses, cuando se dio a conocer la existencia de una supuesta red de corrupción al interior de la ASE, para blanquear cuentas públicas, con ayuda de diputados, los legisladores coincidieron que la Auditoría necesitaba una limpieza profunda, refundarse, replantearse. Como primera acción despidieron a una larga lista de trabajadores que cobraban en la ASE, pero en realidad “trabajaban” en el Congreso. Y decimos trabajaban entre comillas, porque se trataba de amigos y compadres de los legisladores. El auditor renunció al cargo y con él algunos otros funcionarios de primer nivel, pero pensar que con estas renuncias y despidos la Auditoría quedó “más blanca que la nieve” es pecar de ingenuidad. La Auditoría arrastra una serie de vicios y aún tiene entre sus filas a personajes que si bien no se les puede llamar “corruptos”, por lo menos son sospechosos de actos de corrupción. El Congreso prometió nombrar a un nuevo auditor que tendrá como principal objetivo refundar el organismo encargado de vigilar que el dinero público se ejerza responsablemente y que quien no lo haga pague, incluso con cárcel. Por eso resulta una verdadera sorpresa que la actual encargada de despacho haya enviado al Congreso su proyecto de presupuesto para 2018. Pide 10% más dinero, algo así como 21 millones de pesos adicionales. La propuesta será analizada por la Comisión de Vigilancia del Congreso, pero de entrada la ASE quiere más dinero, para su Laboratorio de Obra Pública y para la creación de una Unidad de Investigación y Sustanciación de los Procedimientos. La pregunta es: ¿es momento de crear nuevas unidades en un organismo que no sirve para nada? Lo que deberían hacer los legisladores es negar todo presupuesto a la ASE hasta que se elija al nuevo auditor y éste presente un plan para reestructurar la ASE por completo, de lo contrario se seguirá tirando el dinero a la basura. ¿O acaso se le puede poner crema a un cadáver y humectarle el cutis?