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En las recientes manifestaciones del pueblo iraní cunde el hartazgo por los altos precios y el desempleo que cada vez afecta a más personas
15:21 lunes 15 enero, 2018
MundoCd. de México.- Irán no es ajeno a grandes olas de protestas históricas, pero la más reciente vino de un lugar distinto. A diferencia de otras manifestaciones, las que comenzaron el pasado 28 de diciembre, y que dejaron al menos 21 muertos y 3 mil 700 detenidos, no se originaron en las grandes ciudades, y las universidades, sino en la periferia y la clase obrera. Estas zonas eran vistas como el principal apoyo del Gobierno, señala la Doctora Marta Tawil Kuri, investigadora del Colegio de México; sin embargo, la situación económica del país los ha llevado a protestar contra el Presidente Hassan Rouhani e, incluso, contra el líder supremo, el ayatolá Khamenei. "El régimen se durmió en sus laureles y asumió que seguía contando con ellos y que con algunas dádivas podría mantenerlos todavía callados.
"(Las protestas) deben recordarnos que la sociedad iraní es sumamente politizada, muy viva, muy dinámica, y que no puede reducirse a estos estereotipos de que todos son religiosos o todos apoyan al régimen", afirma Tawil. Salarios retrasados, un alza de alrededor de 40 por ciento en el precio del huevo y la revelación de un plan presupuestal que recorta el gasto social mientras destina grandes sumas a organizaciones religiosas fueron el combustible de las protestas. Una primera estalló en la ciudad de Mashad el pasado 28 de diciembre y se fue replicando en al menos 70 pueblos en el resto del país con la exigencia de que el Gobierno atendiera la pobreza. Y es que el acuerdo de 2015 con 6 potencias para que Irán limitara su programa nuclear a cambio del alivio de sanciones económicas (pacto que rechaza el Presidente estadounidense Donald Trump) ha provocado una mejora económica en el país. Sin embargo, el cambio no ha alcanzado los bolsillos de la gente, donde el desempleo aún ronda el 12.7 por ciento, según el Banco Mundial. "La opinión pública en general lo atribuye a la corrupción del sistema político, también a la ineficiencia del sistema bancario y también a una injustísima distribución de la riqueza", explica Tawil.
El Gobierno enfrentó las protestas con el bloqueo de redes sociales como Telegram e Instagram, usadas por los manifestantes para organizarse, y el uso de la fuerza pública en las calles. Además, señala la Doctora Shekoufeh Mohammadi Shirmahaleh, investigadora de la UNAM, las autoridades culparon a actores extranjeros de las movilizaciones y pidieron a la población calma para ver mejoras en la economía. "Todo ese discurso ya nadie se lo compra, por eso las consignas en las calles decían que ya no querían esperar, que ya habían esperado 40 años a que las cosas mejoraran", advierte en referencia a la fecha de inicio de la República Islámica, que dio poder a la religión en el Gobierno.
Y aunque las autoridades dieron las protestas por concluidas desde el 3 de enero, señala Mohammadi, aún hay movimientos aislados, organización de huelgas, y una gran discusión interna sobre el futuro del país. "La gente ya no quiere reformas, no quiere cambiar cosas dentro del mismo sistema; más bien está cuestionando todo el sistema de la República Islámica", señala.
"(Lo que dicen es) queremos que se acabe y que sea sustituido por otra cosa", finaliza. --
REFORMA