Vínculo copiado
#ESNOTICIA
#ESNOTICIA
Fernando Cruz Evangelista
11:36 miércoles 13 mayo, 2020
ColaboradoresUna de las oportunidades que nos ha traído la pandemia a la humanidad, es la de reflexionar sobre nuestro entorno inmediato en todas sus facetas, personal y profesionalmente. El estar en familia después de un largo proceso de aislamiento (y el que falta) nos permite entender las distintas realidades y de cómo la escuela y todos quiénes convergemos en ella, se vuelve fundamental para el logro de aprendizaje de las nuevas generaciones, o eso creíamos.
Los últimos días han traído un sinfín de comentarios sobre dos temas principalmente. Uno, la efectividad de la estrategia “Aprende en Casa” que implementó el gobierno federal desde el 23 de marzo en todas las escuelas de educación básica y en el cual las familias resurgen como un factor clave para llevarla a cabo y, dos, el tan renombrado regreso a clases el próximo primero de junio.
En cuanto al segundo tema, todo parece indicar que se ampliará el período de cierre de escuelas y aislamiento social (cavernícola por cierto). Las últimas conversaciones (a distancia) de la Secretaría de Educación Pública (SEP) apuntan al consenso de seguir a distancia el rumbo del ciclo escolar (que sigue vivo). Lo realmente importante será la manera de ajustar la implementación de la estrategia “Aprende en Casa” a partir de evidencia puntual y sobre todo, escuchando las voces de quienes la hacen posible.
Esto me lleva al punto de la efectividad de la estrategia. Aunque desde la SEP aluden a una efectividad sin precedentes en relación a la emergencia sanitaria, es importante reconocer todo el panorama que envuelve a la implementación de sus estrategias.
En este sentido, desde la Sociedad Civil, fieles a nuestra causa con el único objetivo de abonar a la discusión pública, realizamos una encuesta a docentes, familias y estudiantes sobre su experiencia con la estrategia “Aprende en Casa” entre el 3 y 10 de mayo en el estado de San Luis Potosí, con resultados, sino representativos, que nos permiten una aproximación comparativa interesante.
Una de las primeras preguntas que hicimos fue sobre su sentir con respecto a dos cuestiones: El aislamiento voluntario por la pandemia y dos, sobre la interacción con su contraparte. En el primer punto, los profesores expresaron tranquilidad, pero las familias mencionaron que sentían estrés la mayor parte del tiempo. En cuanto a la interacción con su contraparte una tercera parte de las familias que contestaron mencionaron que sentían a los profesores motivados y dispuestos a explicar las actividades de clase.
En otro punto, les preguntamos sobre su percepción en términos generales de la estrategia “Aprende en Casa” la cual incluye todos sus componentes: internet, televisión y radio. Casi el 50% de ambos grupos refirieron que resultaba “Impertinente”. Pero cuando desglosamos este ítem en ámbitos escolares, el urbano muestra que es “Pertinente”.
En otro ítem, para apoyar el aprendizaje de sus hijos, cinco de cada 10 familias utilizan cuadernillos de trabajo y los libros de texto oficiales y dedican entre 3 y 5 horas diarias para el desarrollo de las actividades que les indican. En este sentido, un tercio de los profesores utilizan los libros de texto para planear y guiar sus actividades. Mientras que otro 30% utiliza la plataforma en internet para este proceso. Otro dato interesante es que la mitad de los profesores refieren que solo el 50% en promedio de sus alumnos van “al corriente” con sus actividades escolares.
Para finalizar, casi el 60% de ambos grupos, expresan que no existen las condiciones mínimas necesarias para el regreso a clases en sus comunidades escolares. Sus principales comentarios se enfocan en las alta posibilidad de contagios masivos al interior y exterior de la escuela, así como la falta de protocolos sanitarios e insumos de higiene. Incluso la poca o nula capacitación del personal. ¿El Estado está listo para garantizar su seguridad?
Derivado de lo anterior, algunas conclusiones están relacionadas con la clara migración de la “Escuela” a la “Casa”. Es decir, lejos de ver una posibilidad de aprender en familia sobre otros temas, teniendo a los profesores como guías, la orden central transmitió el mensaje de que los contenidos y la experiencia de aprendizaje de la escuela, debía permanecer en los hogares para “sobrevivir”. Esto trajo consigo múltiples consecuencias en la percepción del papel que los diversos actores deberían cumplir. A pesar de ello, vemos como los profesores y las familias han encontrado canales de comunicación efectivos anteponiendo la vocación y profesionalismo, así como su disposición y esfuerzo por guiar a sus hijos en esta época sin precedentes recientes.
Lo anterior se ve reflejado en los principales aprendizajes que aluden en sus respuestas. Por un lado, las familias comprenden la importancia del apoyo en el aprendizaje de sus hijos; la relevancia de la función docente en su día a día; el desarrollo de una comunicación efectiva y sana convivencia al motivarlos y educar en valores y disciplina. En el otro lado, los profesores reflexionan sobre su práctica docente; comprenden el valor de la formación en nuevas tecnologías, pero sobre todo en la adaptación a nuevos ambientes de aprendizaje, es decir, expresan un urgente cambio en sus metodologías de enseñanza. La gran pregunta ahora es, ¿cómo podemos capitalizar estos aprendizajes?
Hablar de eficiencia de la estrategia “Aprende en Casa” debería establecerse en resultados tangibles en relación a objetivos específicos. Si éste es el de cumplir, como sea, los contenidos de los planes y programas oficiales, que solo el 50% de los estudiantes “vayan al corriente” en este momento, nos indica una apertura en la brecha de aprendizaje imparable que ni siquiera un eventual regreso a clases de una o dos semanas y teniendo a los agentes de cambio a tope su compromiso, podrían superar. Ante esta realidad, ¿por qué no tomar decisiones con el apoyo de quienes convergen en la escuela?
El escuchar a los docentes, las familias y estudiantes debe ser un elemento implícito en la agenda de los tomadores de decisión. La responsabilidad que tienen en el ajuste de la implementación de programas públicos, no compete solo a la jerarquía política o institucional, sino también a los ciudadanos. Esperamos que esta aproximación a las experiencias en terreno en nuestro Estado sirva para nutrir la discusión. Sabemos que es solo eso, una aproximación, pero eso no quiere decir que esté equivocada.
Si deseas conocer los resultados completos de la encuesta, visita: https://bit.ly/35R6SHp
Salto de página.
Se aduce a una asesora del Congreso del Estado como responsable de que el dictamen de armonización de la legislación local en referencia a los ajustes constitucionales en materia educativa no se pusiera a votación en el pleno. Esperamos que el dictamen integre las propuestas de todos quienes aportamos y que no hayan utilizado el “formato” dictado desde Palacio Nacional.
- - - - -
* Profesor / Investigador de la UPN
Director de Sembrando Horizontes A.C.
Twitter: @FhernandOziel