Arrancó la campaña política, que concluirá con las elecciones del nuevo presidente de España el 28 de este mes, justo en la fecha de inicio de la celebración de la Semana Santa. Comicios adelantados por el presidente socialista Pedro Sánchez que tuvo que convocarlos por falta de apoyos en el Congreso debido a su escasez de diputados. La prensa local ha publicado que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) sería el más votado, aunque sin lograr la mayoría absoluta. El segundo puesto para Pablo Casado, del Partido Popular (PP), y tercero se lo disputarían Albert Rivera, Ciudadanos (centroderecha), y Santiago Abascal, de la nueva formación política de extrema derecha VOX, que jamás ha tenido representación parlamentaria. Por detrás, Pablo Iglesias, de Podemos, extrema izquierda. El partido llave podría ser VOX, que grita fervientemente que está para proteger lo español, explícitamente xenófobo, antifeminista, anti Estado de las autonomías y antimigrantes, que en pocos meses ha arrebatado miles de simpatizantes al PP, al que ha llamado partido de “derechita cobarde”. Sánchez se mantiene como el líder político mejor valorado según el oficialista Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) —pese al descenso generalizado de los cuatro principales— y las encuestas mantienen al PSOE como ganador. Pero Sánchez ya sabe, como pasó hace unas semanas en Andalucía con la socialista Susana Díaz, que ganar unas elecciones no implica gobernar, especialmente si el bloque de centro derecha conformado por PP, Ciudadanos y VOX obtuviera una mayoría, algo que a día de hoy no ocurriría, según el CIS.

Lo que está claro es que gane quien gane estará obligado a pactar porque es prácticamente imposible conseguir mayoría absoluta, esos tiempos en las que el último que lo hizo fue Mariano Rajoy ya se acabaron. Para echar de la presidencia a Mariano Rajoy, vía moción de censura, Pedro Sánchez fue apoyado, entre otros, por los independentistas catalanes que durante sus escasos ocho meses en la casa presidencial de La Moncloa le exigieron la aceptación de un referendo de independencia en Cataluña, algo a lo que el socialista se opuso y finalmente le retiraron el apoyo, por lo que tuvo que convocar elecciones. Escenario que podría repetirse. En cualquier caso, las elecciones en España se darán en una fecha atípica electoral en este país, jamás había pasado. Además, la constitución de las Cortes se producirá en plena campaña electoral para los comicios autonómicos, municipales y europeos del 26 de mayo. Por ello, gran parte de mítines y actos políticos de los candidatos se celebrarán durante este periodo vacacional, uno de los que más desplazamientos suponen, fuera del verano. La campaña acabará en la medianoche del viernes 26 y el sábado 27 será la tradicional jornada de reflexión previa a los comicios. Así que el próximo día 28 los españoles saldrán a votar al nuevo presidente del país. Una sociedad harta de que no se hable de otra cosa que no sea Cataluña y que lamenta que los temas que verdaderamente importan (educación, sanidad y servicios sociales, por ejemplo) han quedado relegados de la agenda política del país, que ocupa la segunda posición en desempleo, por detrás de Grecia, de los 28 países que conforman la Unión Europea.