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06:19 lunes 2 marzo, 2020
PLUMAS NACIONALESEditorial EL UNIVERSAL / Mujeres, las más discriminadas
Es preocupante que del total de denuncias que recibe el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred) de la Ciudad de México, el doble hayan sido levantadas por mujeres por actos discriminatorios en su contra. El año pasado, por cada una que fue puesta ante las autoridades por un hombre, llegaron en promedio dos mujeres a hacer lo propio, pues estas últimas iniciaron 229 quejas durante 2019, mientras que los denunciantes masculinos se limitaron a solo 115. De entre todos los causales de discriminación que atendió la Copred, el más frecuente fue el despido por embarazo, que representó más de una quinta parte de las quejas recibidas, seguido de rechazo por condiciones de salud y discapacidad. Llama la atención que la cuarta causa de discriminación en cuanto a frecuencia fue la de género, con un elevado 8.8% de mujeres rechazadas por el simple hecho de serlo, en un momento que se enarbola la equidad de género como bandera tanto de políticos como de empresas y organizaciones sociales, y en lo más climático del movimiento feminista. De hecho, según sus cifras, los actos discriminatorios por causa de género se incrementaron 0.59% con respecto a 2018. En orden descendiente, se discriminó también por comportamiento, por identidad de género, por orientación sexual, por condición jurídica, por apariencia física y por edad. Llama la atención que no hubiera discriminación por condición económica, por origen étnico o por ideología política o religiosa, tal vez porque en estos casos quienes la sufrieron se abstuvieron o no consideraron necesario denunciar. Si bien la Copred no tiene facultades para sancionar y su carácter es más bien conciliatorio, sí puede emitir recomendaciones y generar un historial negativo contra aquellas personas, empresas, instituciones y organizaciones que hayan actuado de forma discriminatoria contra algún individuo, generando un antecedente que a futuro pudiera ser un obstáculo para el denunciado, especialmente si buscara ser proveedor para el gobierno. Agravante en estos casos es que la parte acusada se hubiera negado a comparecer a una junta conciliatoria o desatendido un citatorio. Si bien muchos de los actos discriminatorios se efectúan en el ámbito laboral, son casos que son atendidos por las juntas locales de Conciliación y Arbitraje, que sí tiene facultades para sancionar, pero es necesario que tanto laboral como civilmente se refuerce la vigilancia contra la discriminación, así como las sanciones contra quienes promuevan y fomenten el rechazo. OPINIÓN / Un día sin mujeres
Hasta hace poco, las mujeres en Suiza no podían votar. El sufragio femenino se alcanzó en 1971 a nivel federal y hasta 1990 en todo el país a nivel cantonal. Esto no se habría logrado sin las protestas de mujeres. Luego de este avance había aún más por conquistar, así que en junio de 1991 cientos de miles de suizas participaron en la primera huelga de mujeres para exigir paridad salarial e igualdad en la seguridad social, así como el fin de la discriminación y del acoso sexual. El 24 de octubre de 1975, las mujeres de Islandia dejaron de trabajar durante 24 horas en protesta por la desigualdad salarial. La marcha se repitió con gran éxito en la misma fecha en los años 1985, 2005 y 2010. Se alcanzaron logros muy importantes. De acuerdo con un estudio elaborado por el Instituto Georgetown para la Mujer, la Paz y la Seguridad de Washington y el Instituto de Investigación sobre la Paz de Oslo, actualmente Islandia encabeza lista de mejores países para que vivan las mujeres. Una islandesa, Vigdís Finnbogadóttir, se convirtió en la primer mujer elegida democráticamente como presidenta. La batalla de las mujeres para acceder a una vida libre de violencia también tuvo lugar recientemente en Estados Unidos. El 8 de marzo de 2017, grupos feministas organizaron el #DayWithoutWomen para rechazar los comentarios misóginos del presidente Donald Trump. El paro le dio fuerza a la ola de denuncias de acoso y violación que conformaron el movimiento #MeToo. Los efectos han sido poderosos. Gracias a aquellas que se atrevieron a denunciar, fue posible llevar ante la justicia al productor de Hollywood, Harvey Wenstein, quien apenas la semana pasada fue encontrado culpable de dos cargos sexuales. Estos tres ejemplos muestran que las mujeres se unieron para hacerse visibles y protestar mediante un paro, pero dejan ver también que el movimiento no se limitó a eso. Ausentarse de las labores durante 24 horas fue solo una de las formas usadas para lograr cambios profundos y a largo plazo. Se trató de un punto de partida, de un impulso para acercarse a una verdadera equidad. En México muchas mujeres hemos decidido no trabajar el próximo 9 de marzo en protesta por la violencia de género en todas sus formas. Un día antes, marcharemos juntas. Un día después, el esfuerzo por erradicar la hostilidad seguirá y será permanente. Pararemos un día para demostrar que en adelante ya nadie nos va a parar.
Bitácora del director / Coronavirus: el horno no está para bollos
La llegada a México del coronavirus COVID-19 representa un enorme reto para el gobierno federal. La epidemia se hace presente en momentos en que la economía mexicana muestra síntomas de debilidad, con el desplome de la inversión extranjera, la construcción y el consumo, entre otros rubros. Por si fuera poco, México tiene de vecino a un hombre bravucón, que amenaza con cerrar la frontera común, a pesar de que aquí aún no ha muerto nadie por el coronavirus, como ya sucedió en Estados Unidos. Aunque el anuncio del presidente Donald Trump resulte una simple finta, bien puede tener un efecto sobre la imagen de México y el turismo internacional. La noticia de la importación de la infección pudo haber borrado, de momento, la discusión pública de los pésimos resultados de Pemex pero, de seguro, no distraerá a las agencias calificadoras de deuda, que tienen en la mira a la empresa. Y el sistema público de salud, que deberá atender los casos de contagio que vayan apareciendo, enfrenta una crisis ante el desabasto de medicamentos y material de curación y la insuficiencia de camas en centros médicos. El arranque no ha sido malo. La decisión de ampliar la comunicación mediante conferencias nocturnas en Palacio Nacional ha venido acompañada de información precisa y oportuna. Hugo López-Gatell, el subsecretario de Salud, ha suplido bien la virtual desaparición de su jefe, Jorge Alcocer Varela, y ha logrado comunicar con seriedad los datos de los que dispone el gobierno. Ahora bien, el gobierno tendrá que entender que la comunicación es sólo parte de su responsabilidad. Deberán venir decisiones que contribuyan a reducir el temor que provoca la propagación de un mal que los científicos apenas están comenzando a comprender. El miedo es el principal enemigo de la certidumbre. Eso no puede dejar de tomarlo en cuenta un gobierno con tantos problemas en la construcción de confianza. La expansión de los contagios a nivel internacional (ya hay unos 60 países afectados) ha provocado desplomes en los mercados bursátiles y otros fenómenos económicos que no se veían desde la depresión de 2009. Para una economía como la de México, cuyo PIB se contrajo 0.14% el año pasado, es una muy mala noticia. La epidemia, sin duda, golpeará a la economía mexicana. Eso no se corrige cambiando de tema. El fin de semana escuchamos al presidente Andrés Manuel López Obrador hablando de la expansión de becas y otros programas sociales. No creo que sea eso lo que quieren escuchar los mercados en estos momentos. El mandatario tendría que estar concentrado en el mensaje de cómo va a hacer frente México al coronavirus, cómo va a evitar que el miedo meta en aprietos aún mayores a su economía. Tampoco manda una buena señal que el Presidente siga con su costumbre de saludar a todo el mundo de mano y hasta de beso, cuando las propias autoridades de salud están recomendando evitar esas prácticas. Imaginemos qué pasaría si el mandatario se contagia. López Obrador hace giras todos los fines de semana y la costumbre es que, en ellas, se organicen reuniones con grupos numerosos. Con la movilidad interna que hay en el país, no se puede saber dónde se aparecerá un nuevo caso de infección. El mensaje gubernamental debe ser homogéneo y resistir la tentación de ideologizar el tema. Lo digo porque, a veces, pareciera que se quiere evitar cualquier comparación con la forma en que el país manejó la epidemia de influenza A H1N1, sólo porque en ese momento gobernaba Felipe Calderón. Pese a la propensión que tenemos en este país de reírnos de todo, México no puede tomar a la ligera lo que está pasando. La providencia asiste al que se prepara y toma las cosas con seriedad. Debemos aceptar que, acá, el horno no está para bollos.