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06:16 viernes 13 marzo, 2020
PLUMAS NACIONALESEditorial EL UNIVERSAL / La corrupción en la 4T
La situación actual con respecto a la pandemia causada por el Covid19 sugiere que, aparte de una meticulosa planificación en lo que respecta a la problemática sanitaria, también resulta necesario, como poco, planificar el modo de hacer frente a problemas relativos a la seguridad nacional en caso de que la pandemia tenga unas consecuencias más graves que los últimos episodios de pandemia mundiales. La medida unilateral y drástica anunciada por el presidente estadunidense Donald Trump restringiendo en su totalidad vuelos provenientes de Europa a los Estados Unidos por 30 días con excepción del Reino Unido limitará el tráfico de viajeros desencadenando un efecto dominó doméstico cuyas esquirlas lastimarán la vulnerable esfera mexicana que sufre repercusiones económicas a causa de malas decisiones en las finanzas públicas, que serán tanto o más graves que la propia enfermedad, lo que puede conducir a una crisis política y una desestabilización del Estado. Las pandemias no son ajenas a la seguridad nacional y forman parte inalterable de las crisis geopolíticas. El gobierno mexicano se encuentra en un punto de inflexión ante la complejidad de los escenarios, internos y externos, que golpean la cacareada transformación en las últimas semanas. Los puntos más débiles ubicados en el ámbito financiero, económico, sanitario, social y en el ámbito de la inseguridad son demasiados frentes abiertos, en muy poco tiempo, para un gobierno cuyas decisiones se toman de manera vertical desencadenando con ello una enorme ineficiencia en el arte de gobernar que, con todo respeto, tiene bastante ciencia. Al presidente Andrés Manuel López Obrador se le ve obstinado con la idea de que los conservadores complotan para derrumbarlo o tumbarlo. Este pensamiento le está quitando visión periférica , perspectiva y mesura para entender que el tiempo se agota para dar soluciones expeditas al desorden en áreas de su gobierno, culpa de la ineficacia e inmovilidad de varios integrantes de su gabinete. Pero hay algo más que lo tiene molesto. El presidente ya olió un tufo de corrupción en algunas áreas sumado a excesos por parte del círculo verde olivo. Los militares metidos en demasiadas esferas empiezan a cometer actos que los colocarán en el futuro no muy lejano en una delicada encrucijada. La austeridad es emblema que distingue al presidente. No hay medias tintas ni simulaciones y ha sido ejemplo que no se ha dimensionado por algunos generales de la cúpula castrense. La relación civil-militar debe cuidarse pero el ambiente interno en el ámbito verde olivo dista mucho de estar cohesionado y en su mejor momento. La Guardia Nacional hace agua por todas partes y la construcción del aeropuerto de Santa Lucía presenta pistas de una corrupción que ya se comenta en Palacio Nacional. Hay un claro pronóstico, pese a la sordera presidencial, sobre la tormenta perfecta que está tocando de manera transversal a este gobierno en su segundo año. Las circunstancias externas no estarán bajo control, el colapso de los mercados, el territorio desconocido de las consecuencias aquí del Covid19, la economía mexicana que no está blindada, un deficiente sistema de salud ante una pandemia, una clase empresarial con síntomas de agotamiento y poca paciencia son factores de peso para un golpe de timón. POR LA MIRILLA Es inadmisible que ante un protocolo para evitar contagios, López Obrador siga repartiendo abrazos. @GomezZalce
Frentes Políticos 1. Estorbos. El engranaje de la Cuarta Transformación no logra afinarse del todo gracias a personajes cuyos intereses van en contra de los del presidente Andrés Manuel López Obrador, quienes no permiten el correcto funcionamiento del proyecto de nación. Como infiltrados en casa, Morena tiene dos opositores en su bancada del Senado, Napoleón Gómez Urrutia, quien por testarudo quiere enfrentar al Presidente con los empresarios, con la ley sobre subcontratación, y Martí Batres, quien no supera no haberse quedado como presidente de la Mesa Directiva, una vez que acabó sin esplendor alguno su gestión, y en el pleno sólo tira tierra a Ricardo Monreal y a Mónica Fernández, presidenta del Senado. Napo y Batres se encaprichan en legislar a su conveniencia y no, por ahí no es. 2. Conciliador. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pidió a los senadores de Acción Nacional cambiar su decisión inicial y aprueben finalmente la reforma del artículo 4º de la Carta Magna que eleva a rango constitucional becas y pensiones. En buenos términos se dirigió al partido conservador para “que no hagan lo mismo que sus colegas diputados”, en referencia a los 46 diputados del PAN que votaron en contra de la reforma del gobierno. “Hago un llamado a los senadores del PAN a que rectifiquen (...) viene el Senado y pueden tomar otra postura, a lo mejor no lo analizaron bien, no lo pensaron y no tuvieron la información”, dijo. Seguro que se equivocaron. Eso de oponerse a las pensiones de los que más necesitan, eso no es el sello del PAN, ¿verdad? 3. No nos ayuden, compadres. Dice la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) que desde la curva de enero advirtió que la carestía se sostendría durante todo el año a causa de la inflación. En febrero, el Inegi confirmó esta proyección al reportar una inflación del 3.7%, la más alta desde la mitad del 2019. Y ahora, al ser decretado como pandemia el coronavirus por la OMS, la ANPEC prevé que la inflación y la carestía se apuntalarán con mayor fuerza en el país, lo cual complicará la manutención de miles de hogares mexicanos. ¿Por qué la negatividad de Cuauhtémoc Rivera Rodríguez, presidente de la alianza? ¿No ha escuchado que nuestro país está protegido financieramente y que resistirá los embates? ¿O no lo cree? 4. Adiós lujos. Asegura el presidente Andrés Manuel López Obrador que si hiciera falta dinero para hacer frente a la crisis económica mundial ocasionada por el coronavirus, se harían los ajustes en los recursos del gobierno, por lo cual su administración pasaría de la “austeridad republicana a la pobreza franciscana”. Ante la crisis económica global, López Obrador aseguró que el país se encuentra estable para hacerle frente, pues existe presupuesto, aumentó la recaudación y espera que en breve se estabilicen los mercados. “Si hace falta, va a ser en austeridad, se va apretar más el cinturón el gobierno, no al pueblo. Si llegara a hacer falta y tenemos ahí algunas reservas”. El senador Martí Batres debería ponerse a hacer algo por la 4T, aunque sea una coperacha entre sus cuates. Porque nomás no pinta. 5. Diplomático de diez. Mejor decisión no pudo haber tomado el gobierno de México en marzo de 2019. A través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, a cargo de Marcelo Ebrard, otorgó su beneplácito a Christopher Landau como nuevo embajador de Estados Unidos en nuestro país. En ese momento, nadie sabía la calidad de diplomático que estaba por llegar. En un discurso hecho, se esperaba que su arribo contribuyera “a impulsar y a fortalecer una relación bilateral de respeto y entendimiento mutuo”. Y no se equivocaron. Landau ha creado una relación de afecto con México y los mexicanos, justo en la era de Donald Trump. Ayer, Landau informó mediante su cuenta de Twitter la inclusión de una “nueva y digna” bandera de México en la sede del Departamento de Estado de Estados Unidos en Washington. ¡Tipazo!