A una semana de que concluya la Jornada Nacional de Sana Distancia, los vendedores ambulantes del Centro Histórico han regresado a las calles, en su mayoría sin ninguna medida de prevención sanitaria por la contingencia del COVID-19 que azota al país.  GlobalMedia se dio a la tarea de hacer un recorrido y documentar el descontrol que se está viviendo en las inmediaciones de las calles aledañas al Mercado Hidalgo y la explanada Ponciano Arriaga. Desde el primer momento en el que un ciudadano se puede acercar a la zona del Mercado Hidalgo se observa la instalación de vendedores ambulantes que están realizando sus actividades sin cubrebocas, sin sana distancia y en pocas ocasiones se puede observar que los mercaderes ofrezcan una pequeña botella de gel antibacterial a sus clientes.  Cuando se camina por el andador central de la Alhóndiga en dirección a la calle San Luis, se observan decenas de puestos ambulantes, uno tras otro sin siquiera diferenciar la “sana distancia” pareciera que es un día como cualquier otro… de aquellos donde ni sospecha había de que existiera una pandemia tan mortal como la que hoy silenciosamente está cobrando la vida de muchas personas. Silencio también es el que se nota de las autoridades, pues en todo el trayecto que ejerció este reportero no encontró una sola autoridad sanitaria o cuerpo policiaco que pudiera garantizar la prevención y seguridad de los potosinos que acuden a hacer sus compras.  Más adelante en la conocida zona de “Los Huaracheros”, el escenario es aún más inquietante, y es que se logró documentar que regresaron los puestos ambulantes, sin ningún tipo de prevención o medida sanitaria. Casi pegados, el comprador puede ver puestos de ropa, de comida, al vendedor de productos de limpieza, pilas y hasta el bolero; todos uno tras otro.  En un puesto de ropa para damas se observó cómo señoritas y amas de casa están escogiendo prendas para comprar en absoluta cercanía, una y otra toman la misma prenda sin que exista alguien que les pueda dar algún gel antibacterial o separar para tomar su turno de compra. Todo esto sucede ante los ojos ciegos y oídos sordos de las autoridades capitalinas.  FOTO: JONATHAN FLORES