Katy Perry entró en depresión luego de que su álbum Witness fracasara el año pasado, así lo narró la estrella pop en entrevista para la revista Vogue Australia, ya que la reacción del público ante su quinto disco, que incluyó las canciones Swish Swish y Bon Appetit no fue del agrado de muchos. “Tuve episodios de depresión y mi corazón se rompió el año pasado porque, sin saberlo, puse tanta validez en la reacción del público, y el público no reaccionó de la manera que esperaba”, dijo Perry a la publicación.

Eso provocó que Katy buscara ayuda profesional en el Instituto Hoffman, en San Rafael, California, donde se sintió recargada y revitalizada. Katy estaba tan impresionada con el tratamiento que recibió, que comenzó a entregar certificados de regalo a sus amigos, motivandolos a buscar ayuda allí cuando necesiten un avance en la vida o una transformación de la mente. Finalmente entendió que no tenía que ser un desastre emocional el intentar ser una cantante y compositora exitosa. -- SDP NOTICIAS