CIUDAD DE MÉXICO.- En México los actos de corrupción en el sector de construcción inmobiliario, incrementan hasta en un 10 por ciento el costo de las obras. En la Ciudad de México se ha cuadruplicado el número de denuncias en la última década. El 94 por ciento de los entrevistados aseguró haber sido víctima de actos de extorsión y corrupción, pero sólo el 36 por ciento interpuso alguna denuncia, en tanto que el 42 por ciento no lo hizo por desconfiar en las autoridades. En general, el costo de la corrupción en México es de mil 600 millones de pesos anuales. En el sector inmobiliario, específicamente en la Ciudad de México, ya se enfrentan graves costos de reputación, según la organización Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad. Al presentar su diagnóstico sobre la Corrupción el Sector Inmobiliario, se encontró que en la Ciudad de México el costo de una obra se puede incrementar hasta en un 10 por ciento, por transgresiones a las normas en busca de beneficios económicos. El documento precisa que en la Ciudad de México el 4 del PIB local, proviene del sector de la construcción. En 10 años, se han cuadriplicado el número de denuncias presentadas ante la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT). En el resultado del estudio, que se obtuvo mediante encuestas, talleres y entrevistas con desarrolladores. Entre los trámites más propensos a corrupción y extorsión se encuentran el registro de manifestación de construcción, al que se deben destinar entre 12 y 15 millones de pesos; las delegaciones tasan los proyectos hasta en 30 mil pesos por unidad construida. Es posible perder entre 6 meses y hasta 2 años tratando de liberar la manifestación de construcción. Según la OCDE, este sector ocupa el segundo lugar en materia de actos de corrupción en el mundo. Transparencia Internacional lo ubica como una de las industrias de más alto riesgo. En el diagnóstico se destaca que el sector de la construcción inmobiliaria es altamente vulnerable a la corrupción y la extorsión debido a la multiplicidad de trámites complejos; la participación de varios actores poco coordinados; la aplicación de criterios discrecionales por parte de las autoridades; falta de conocimientos técnicos suficientes en las alcaldías; así como excesiva interacción presencial. Entre las formas más comunes de corrupción destaca: piden un tráiler de víveres; solicitan boletos para eventos para los funcionarios; piden demoler algunas viviendas dañadas por el sismo; solicitan arreglar un parque y ponerle luminarias; piden una cuota de 20 mil pesos por cada departamento que se construya; solicitan que realices la obra con algún contratista “ampliamente” calificado; solicitan un departamento de los que se están construyendo; piden impermeabilizar unas oficinas del municipio o alcaldía. -- EXCÉLSIOR