Pertenezco a la generación que nació en los años 90, prácticamente los jóvenes de entre 15 y 29 años representan casi el 26 % de la población total de nuestro país. Y algo que verdaderamente me tiene ya aburrido es ver la forma en que los políticos cada temporada de elecciones hacen sus campañas como sólo lo saben hacer: con la matraca en la mano, acarreados y rodeados de un montón de séquitos que cuando él candidato pregunta ¿Qué hora es? Ellos le responden, “las que usted quiera señor candidato”.  ¿Saben? De verdad que ya… “no la chiflen que es cantada”, llevamos 21 años de este nuevo siglo, estamos probablemente en la que será la pandemia del siglo XXI, y los políticos, quienes son a los que les tenemos que dar la confianza para que puedan solucionar nuestros problemas, siguen ofreciendo las mismas fórmulas… por eso no logran conectar con el sector de los jóvenes, porque no hablan su propio código, no entienden sus problemas y mucho menos los entenderán; porque cuando tienen a jóvenes en sus campañas es para ponerlos a cargar las lonas, repartir volantes y eso es todo… las viejas mañas ya las traen los de siempre, los eternos en el poder.  Hoy por eso dedico este escrito a que ustedes, mis contemporáneos reflexionen su voto… a quién le entregaran su destino de los próximos 6 años, que conozcan de donde viene su candidato por el que piensan votar y que muy probablemente, como mínimo lleva 20 años en el poder público, sin ganas de querer soltar el vivir del erario, porque de ello “hacen carrera”, dicen.  Piénsenlo, no saben hacer campañas para los retos del nuevo siglo, no saben hablar de los grandes problemas que estamos viviendo, porque siempre han vivido alejados de ellos. Yo no sé ustedes pero no he conocido un solo candidato que hable de cómo resolverá los problemas que estamos viviendo los jóvenes en este momento: desempleo, falta de oportunidades al salir de la universidad, embarazos no deseados, drogadicción, inseguridad… en fin; todo lo que ustedes viven pero que ningún candidato entiende porque a lo mejor ni siquiera saben por qué quieren ser gobernador o gobernadora.  Nos leemos el próximo lunes, hasta entonces… hasta siempre.