Vínculo copiado
En la actualidad hay excepcionales escritores mexicanos, espléndidas publicaciones; la industria editorial infantil se encuentra en el mejor momento de diseño, creatividad, ilustración y narrativa
22:21 lunes 29 abril, 2019
ColaboradoresHagamos un ejercicio: ¿cuál fue el último poema, ensayo, novela o cuento que leíste este año? Este fin de semana terminé La octava plaga, una novela de un excepcional escritor mexicano, Bernardo Esquinca, que se mueve entre la ciencia ficción, el terror y el género policial. Es un narrador original, nada convencional, sorprende con su ficción. En la actualidad hay excepcionales escritores mexicanos, espléndidas publicaciones; la industria editorial infantil se encuentra en el mejor momento de diseño, creatividad, ilustración y narrativa; la novela juvenil fantástica nacional ocupa un lugar muy importante con nuevos autores, hombres y mujeres, que han conquistando un género que parecía territorio extranjero; y ahí está la policial o novela negra, incluyendo la fundamental expresión de la narrativa gráfica; con autores mexicanos que han construido generaciones de lectores. Paradójicamente los datos estadísticos de personas lectoras son muy retadores; según las mediciones del INEGI (Módulo sobre Lectura, Molec) realizadas en febrero del 2019, más de la mitad de los mexicanos no abrieron un libro en 2018. Esto es: 55 % no lee y 45% por ciento de los mexicanos lee por lo menos un libro al año. Actualmente hay menos lectores que hace tres años. El dato es muy preocupante: la población lectora de 18 y más años de edad se redujo de 84.4% en 2015 a 76.4 % en 2018. En México leemos principalmente literatura, es decir cuentos y novelas, con un 44%; textos teóricos o específicos de alguna profesión los lee 33%; mientras que casi 30% lee libros de autoayuda. A pesar de la tendencia y el bajo precio o acceso gratuito a libros electrónicos, los mexicanos seguimos prefiriendo los libros: solo 10% lee de manera digital, la mayoría, 86%, prefiere leer en libro impreso en papel. Quizá, los datos más reveladores de INEGI se refieren a los hábitos cotidianos de la lectura: un 40% de los mexicanos no tiene libros en casa, 45% no lee cerca de los niños, 64% no les lee a sus hijos y 70% no fomenta en los infantes asistir a bibliotecas o librerías. Y como en otros países occidentales, las mujeres mexicanas leen más que los hombres: 46% de la población femenina leyó por lo menos un libro durante el último año, contra 43% de los varones. La verdad es que la cifra no es tan significativa, pero si es un dato para la orientación que ha tomado la industria editorial en el mundo, donde está considerando como factor fundamental a las mujeres como lectoras y escritoras. Realmente son datos poco alentadores. Tampoco se tiene muchas expectativas en la Estrategia Nacional de Lectura dada a conocer por López Obrador porque la verdadera trasformación no sólo incluye libros baratos y de acceso fácil, sino involucrar muchas otras instancias sociales como la familia y principalmente a las escuelas a todos los niveles. La estrategia del actual gobierno incluye tres planes estratégicos: el primer eje es de carácter formativo y se enfocará en reforzar durante la infancia y la adolescencia el hábito de la lectura; el segundo incluye que las obras se encuentren a la mano, a costos asequibles y que la biblioteca no se asocie con el aburrimiento, aquí se involucra a todas las instancias del gobierno con actividades de producción y edición de libros; el tercer eje es de carácter comunicativo, por lo que habrá campañas en medios de promoción de lectura que lanzará el Gobierno. Como sea, se ha demostrado que la lectura y escritura como hábito de vida es un elemento socializador y que incluso constituye espacios para la reconstrucción del tejido social en un país tan lastimado por la violencia como es México. De eso ya hemos hablado anteriormente. https://www.globalmedia.mx/articles/Contra-la-violencia-Cultura-de-paz-palabra-y-memoria. Por qué es tan importante este tema: porque se refiere a la construcción del pensamiento y del individuo. ¿Para qué sirve leer? está comprobado: en la primera infancia la lectura estimula el desarrollo de procesos que están en construcción a nivel neurológico; la lectura “impacta en muchos órdenes de la personalidad, ya que ayuda a la construcción de diferentes conexiones sinápticas que mantienen activo al cerebro, específicamente al lóbulo frontal y al hemisferio izquierdo, que son los que se involucran en los procesos analíticos y reflexivos. El impacto para la salud mental de estos procesos neurológicos estimulados con la lectura, por ejemplo, en personas de la tercera edad, son invaluables, porque de esa forma se puede evitar o postergar la aparición de algunas circunstancias clínicas propias de la edad, como la pérdida de memoria a corto plazo o patologías más severas como el Alzheimer”, ha señalado el Doctor en Psicología Emiliano Villavicencio Trejo. Y desde cualquier espacio, público y privado, nos corresponde insistir en la importancia de leer y hablar de ello. Y tú ¿Qué estás leyendo? @Pfloresblavier.