A la vieja usanza y a tres meses de las elecciones y seis del relevo gubernamental, empiezan los rumores sobre quién quiere qué y a dónde. En ese marco, hay atención sobre la política exterior y la Cancillería, que en conjunto están entre los grandes adeudos del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador a pesar de las aspiraciones del primer titular, Marcelo Ebrard, y su relevo, Alicia Bárcenas. La realidad es que la Cancillería y sus titulares se vieron marginales ante decisiones que parecieron ocurrencias políticas de momento, emanadas a veces más de deseos y opiniones que de realidades. Eso va de excesivos acercamientos político-comerciales con Rusia y China como al trato diferencial a gobiernos autocráticos como Venezuela y Nicaragua, o en menor medida, el tradicional apoyo a Cuba como justificación de medidas negativas para la enorme relación socio-económica con Estados Unidos.  Los reclamos a España para que pidiera disculpas por la conquista de Tenochtitlán; el pleito con Perú, tras la deposición y encarcelamiento del presidente Pedro Castillo, acusado de corrupción, y la crisis creada en la Alianza del Pacífico por el rechazo a entregar la presidencia a Perú, los problemas en la visita de los reyes de Suecia, son otros ejemplos, propiciados a veces por falta de análisis y personal improvisado. Y eso deja cuentas pendientes que pueden ser cobradas, sea con el propio López Obrador o con quien lo suceda. Votos en posiciones internacionales o críticas implícitas. Algunas posiciones comerciales adoptadas durante el actual gobierno pueden tener un efecto negativo durante la revisión del Tratado comercial México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) en 2026. Los problemas con Estados Unidos derivados de la migración y tráfico de drogas a través de la frontera común son, por sus características, una parte en la relación bilateral más importante para el país. En ese marco, se asegura que la canciller Bárcenas desearía continuar en el puesto, en caso de una victoria de la candidata oficialista Claudia Sheinbaum. Pero también que es posible sólo se le agradezca su interés. El coordinador de la campaña presidencial de Morena, Juan Ramón de la Fuente, exembajador ante Naciones Unidas, parecería el más viable candidato al puesto, pero también como posible Secretario de Gobernación. Los aliados de Ebrard aseguran que haría política exterior desde el liderazgo de Morena en el Senado, con base en un acuerdo firmado en precampaña. Igual se le menciona como posible Embajador en Washington, un puesto de gran relieve, y más aún ante la combinación de factores que han dificultado la relación los últimos años. Sin embargo, algunos especulan que el puesto en Washington sería para la ahora secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde Luján, mientras el actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, contempla el cargo de embajador en La Habana. En principio, ninguno de los dos parece adecuado para esos cargos, pero en el cambio gatopardiano, todo cambia para seguir igual. POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS  [email protected]      @CARRENOJOSE