La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de cancelar 13 rutas aéreas operadas por aerolíneas mexicanas parece que no tendrá repercusiones en la conectividad de San Luis Potosí, pese a que la medida ha generado preocupación nacional por posibles impactos en vuelos internacionales. De acuerdo con los datos la afectación se concentró exclusivamente en rutas que operaban desde el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y otras terminales del centro del país, sin involucrar al Aeropuerto Internacional Ponciano Arriaga. Los datos de Grupo Aeroportuario del Centro Norte (OMA) indican estabilidad operativa del aeropuerto potosino, de acuerdo con el reporte del mes de octubre, OMA informó que San Luis Potosí movilizó 73 mil 783 pasajeros, lo que representa un aumento de 19.2% en comparación con octubre de 2024. El crecimiento se vio impulsado principalmente por el tráfico internacional ya que el aeropuerto pasó de 19 mil 043 a 30 mil 906 pasajeros, un incremento de 62.3% respecto al año previo. En contraste, el tráfico nacional se mantuvo prácticamente sin cambio, con 42 mil 877 pasajeros, cifra similar a la registrada en octubre del año pasado. En el acumulado de enero a octubre, San Luis Potosí suma 675 mil 922 pasajeros tanto nacionales como internacionales, un crecimiento de 11.9% en comparación con el mismo periodo de 2024, lo que coloca a la terminal entre las de mayor avance dentro de la red operada por OMA. Incluso autoridades estatales indicaron que las operaciones desde San Luis Potosí continúan con normalidad, incluido el vuelo internacional de Aeroméxico hacia Atlanta, que no figura entre las rutas restringidas por el Departamento de Transporte de Estados Unidos. En consecuencia, tanto los itinerarios nacionales como los internacionales mantienen su programación habitual.

Únete a nuestro canal de WhatsApp para no perderte la información más importante 👉🏽 https://gmnet.vip/7Be3H Aunque la terminal potosina quedó fuera de la lista de cancelaciones, la situación coloca nuevamente sobre la mesa la estrecha dependencia del país hacia las rutas internacionales y la necesidad de monitorear cualquier cambio en la política aérea estadounidense.