Las ligeras pero persistentes lluvias registradas la tarde-noche de este lunes y martes en la zona conurbada de San Luis Potosí volvió a evidenciar diversas limitaciones operativas en la infraestructura urbana. En distintos puntos de la capital, Villa de Pozos y Soledad se observaron encharcamientos en pocos minutos, así como interrupciones temporales en la semaforización y el alumbrado público, particularmente en intersecciones de alta circulación. Aunque este tipo de incidentes no es nuevo, su recurrencia incrementa la percepción de insuficiencia en la capacidad de respuesta, atención y mantenimiento. Para varios habitantes se trató simplemente de una lluvia breve; sin embargo, el evento representó un nuevo reto para el sistema de drenaje, cuya operación muestra signos de saturación acumulada. Personal técnico consultado por el equipo de "Ahí te encargo" indicó que la red hidráulica fue diseñada bajo parámetros que no contemplaban el ritmo actual de crecimiento urbano. Pese a ello, los anuncios de modernización se reiteran por los diferentes niveles de gobierno cada temporada, pero sin que se observen avances significativos en las zonas que presentan mayores rezagos. En paralelo, las fallas en la iluminación pública registradas durante el fenómeno pluvial aún no cuentan con una explicación oficial. En avenidas como Himalaya, Sierra Leona, Industrias, Rivas Guillén, La Virgen, San Lorenzo, carretera a Matehuala, Prados, La Libertad, por mencionar solo algunas zonas, se reportó la inoperatividad de un número considerable de luminarias y algunos semáforos, lo que generó condiciones de baja visibilidad. Ninguna de las áreas operativas de los los tres municipios confirmó o informó si las interrupciones derivaron de sobrecarga, mantenimiento diferido o causas externas, y tampoco se precisaron los tiempos de restablecimiento. Este conjunto de incidencias revela un patrón constante: infraestructura con mantenimiento limitado, esquemas de supervisión insuficientes y proyectos anunciados que no siempre se traducen en intervenciones concretas. Aunque el fenómeno fue de baja intensidad, su impacto exhibe la vulnerabilidad de la red urbana ante eventos meteorológicos moderados. En consecuencia, miles de familias y habitantes en la zona conurbada de los municipios de Villa de Pozos, Soledad y la capital, continúa sufriendo afectaciones en movilidad, seguridad y calidad de vida, mientras persisten las áreas pendientes de atención. En las zonas donde falló el alumbrado varias luminarias quedaron apagadas durante y después de la lluvia, dejando a peatones y automovilistas en completa penumbra, evidenciando que cuando ocurre un corte de luz, no hay protocolo visible de respuesta inmediata, y que se repite un patrón difícil de ignorar: infraestructura que no se actualiza, supervisión mínima y proyectos que se anuncian con bombo y platillo pero que rara vez llegan a las colonias que más sufren o cumplen con sus objetivos. Únete a nuestro canal de WhatsApp para no perderte la información

más importante 👉🏽 https://gmnet.vip/7Be3H Esta vez fue una lluvia ligera; mañana podría ser un aguacero real. Y mientras las autoridades guardan silencio, son los habitantes de la zona metropolitana quienes pagan los costos en tiempo, seguridad y calidad de vida, de un sistema de infraestructura urbana que hace mucho dejó de funcionar como debería.