Vínculo copiado
La improvisación violenta da algunos resultados en el plazo corto, porque el que negocia contigo está constantemente descolocado y a la defensiva
00:02 lunes 10 marzo, 2025
ColaboradoresEl populismo es improvisación, aunque no solo improvisación. Todo populista funciona con una serie de constantes en la mano. El licenciado López, por ejemplo, insistió siempre en lo de la soberanía energética, en insultar a un puñado grande de analistas y políticos opositores, y en ver al crimen organizado con una simpatía francamente sospechosa —y congruente con su, por llamarla así, estrategia de seguridad, extendida a todo su sexenio—. Sobre esas constantes, sin embargo, todo era, en efecto, improvisación. Eso fueron las mañaneras. Un improvisar sin tregua sobre cualquier asunto, desde la alimentación recomendable para el pueblo, hasta la farmaciota, hasta la vacunación contra el COVID y hasta el Sistema de Salud que iba a remplazar al Seguro Popular y llevarnos a Dinamarca. Otro tanto fue el gobierno del inventor real de las mañaneras, Hugo Chávez, como el de Castro, consistente en ese autoritarismo despiadado, pero capaz incluso de criar vacas personalmente para, decía, paliar las carencias
de Cuba. Bueno, pues todo indica que a Trump hay que entenderlo en esa clave. ¿Constantes? La fobia al Islam; las pulsiones proteccionistas, que vienen con esteroides en este segundo periodo; la aversión por los migrantes, y por supuesto ese estilo buleador en las negociaciones. Sin embargo, de nuevo, el resto es improvisación, una improvisación constante, desordenadísima, llena de contradicciones, que han retratado con rigor periodístico algunos de los cronistas de su primer gobierno, Bob Woodward, para empezar, pero que se deja ver incluso en sus declaraciones y las de su equipo. Para ir a un ejemplo reciente, hace unos días su secretario de comercio, Howard Lutnick, dijo que los aranceles, esos que van a arrasar con la economía mexicana y que van a lastimar a la gringa, sí, iban, pero que el presidente estaba pensando en qué proporción. ¿Se dan cuenta? Un mes después de darnos un plazo perentorio para no arancelearnos con 25 por ciento, el presidente de Estados Unidos ya no tenía un número en la cabeza. Por supuesto, 24 horas después el propio Trump dijo que sí, que iba la carga de 25 por ciento original. No hay planes; no hay estrategias de ajedrecista. Lejos de ello. La improvisación violenta da algunos resultados en el plazo corto, porque el que negocia contigo está constantemente descolocado y a la defensiva, malos resultados a la larga, para ti y para tu contraparte, y muchas satisfacciones para un hombre convencido de su infalibilidad. De que cada ocurrencia es una genialidad. Un momento de inspiración sublime. Para los que tenían ciertas esperanzas con su llegada, de momento tenemos la entrega de su país a Rusia, la traición a Ucrania, el final de facto del T-MEC y la OTAN, un tanque de oxígeno para Maduro, y una contracción de la economía gringa. Eso, en un mes. Faltan 47. POR JULIO PATÁN COLABORADOR @JULIOPATAN09