La reforma al Poder Judicial que se tiene contemplada votar este miércoles en el Senado de la República, no se limita únicamente a los juzgados o tribunales colegiados o la SCJN y sus trabajadores. El que Estados Unidos manifieste su inquietud por la pretensión de que impartidores de justicia lleguen por la vía electoral es de preocuparse. Desconfían en que el proceso electoral sea transparente y, peor aún, sin la intromisión de agentes externos como la delincuencia u otros intereses. Está en juego más que la impartición de justicia. Está en juego una relación de confianza con el principal socio comercial que tiene México. En el caso de San Luis Potosí hay mucho de que hablar. Casi el 80% de su fortaleza económica en inversiones viene de Estados Unidos. Los grandes consorcios privados como BMW o General Motors no toman sus decisiones en La Parroquia de Morales y tampoco les interesa si el gobernador se lleva muy bien con su gerente operativo. De aquí al miércoles pueden pasar muchas cosas. Por lo pronto sigue faltando un voto para que esta reforma se apruebe. Y de ser así su resultado no sólo será en los juzgados. Las consecuencias van más allá.