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Partidos en San Luis: el Requiem.
00:02 viernes 28 enero, 2022
DESDE LA REDACCIÓN SLPLa polémica que esta semana provocaron Ricardo Villarreal tras su salida del PAN potosino y los nombres que empiezan a moverse alrededor de la oferta que representa Movimiento Ciudadano en San Luis Potosí, junto con otros momentos que viven también partidos tradicionales -como el PRI-, dejan en claro una realidad: la realidad misma de la anquilosada existencia partidista potosina. El que uno de los cuadros jóvenes del blanquiazul, el ex diputado Ricardo Villarreal, haya señalado directamente a la dirigencia que ostenta Verónica Rodríguez, como parte de un grupo que tiene cooptado al partido mismo desde hace años encabezado por el diputado federal Xavier Azuara, en donde no se mueve una hoja sin lo que el huasteco le ordene tanto a Rodríguez como a la recién nombrada Comisión Política que hacer y decir o el que cuadros jóvenes como el diputado Mauricio Ramírez Konishi haya dejado su partido de origen -el tricolor- precisamente porque, según su carta de renuncia, “el tiempo ha rebasado al PRI”, y ahora pretenda ser parte de la baraja que juegue sus fichas para la dirigencia de Movimiento Ciudadano que por más de 10 años ha detentado Eugenio Govea y todo lo que beneficiosamente le ha implicado. Son solo pequeñas puntas de inmensos icebergs que dominan la mar política potosina. Analistas y sociedad civil lo han reiterado. La verdadera realidad es que el tiempo ha rebasado el juego de los partidos políticos, de sus actores y sus actuares.
Desde la credibilidad en sus ideologías hasta la confianza en sus actores. Desde los personajes que los representan hasta el papel que desempeñan. San Luis Potosí, ciudad tradicionalista y antigua si cabe, ha caído en ese gran bache. Una clase política domínate -la mayoría- en donde la edad e ideas siguen viviendo del pasado y sus prácticas, todas.
Si no buscan la renovación y apertura a cuadros y maneras nuevas y distintas, acabaran por morir en el olvido, en el pasado y en su presente.
Si la ciudadanía no participa en la exigencia al respeto de sus derechos políticos frente a la clase política misma, no pasara nada.
Si sus militantes no lo provocan -como lo hicieron Villarreal o Ramírez al señalar errores (de los cuales también fueron parte en su momento) y responsables-, no pasaran de la quejumbrosa politiquería cafetera de cada tres y cada seis años
Y si sus dirigentes no reflexionan -como ninguno lo ha hecho-, no pasaran tampoco de la funeraria política, en donde de uno por uno vayan entonando el Requiem por las lágrimas que solo provoquen lo que quede de las siglas y colores de sus partidos. Hasta el lunes…