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¿Cuántas tragedias se necesitan para que realmente hagan su trabajo?
00:10 martes 9 diciembre, 2025
Colaboradores
PEREGRINACIONES. Este domingo en la Capital de San Luis Potosí, una peregrinación terminó en un susto que pudo ser tragedia: tres personas lesionadas, entre ellas dos menores, por una explosión de pirotecnia dentro de un vehículo en movimiento. La noticia, reportada casi con naturalidad, dejó bastante claro que la prevención brilla por su ausencia.
LAVADO DE MANOS. Protección Civil municipal se limitó a advertir sobre el riesgo de manipular pirotecnia y celebró que las víctimas fueron trasladadas a recibir atención médica. Mientras, la Coordinación Estatal señaló que ellos no otorgan permisos y que supervisan lo que el municipio autoriza. ¿Alguien más percibe que todos intentan lavar sus manos mientras alguien más pueda pagar los platos rotos?
Lo que se quiere esconder y callar es que las peregrinaciones con pirotecnia son muy comunes y que la autoridad conoce y tolera los riesgos, ya que incluso lo contempla y sanciona en el Bando de Policía y Buen Gobierno en su artículo 24 párrafo XIII. Pero aun así no hay coordinación real, no hay supervisión constante y la comunicación entre niveles de gobierno se ha quedado solo como una buena intención en papel, pero no una acción medible y contundente.
¿Hasta cuándo las autoridades esperan a que ocurra una tragedia para actuar? Cada incidente evidencia que los protocolos son reactivos y no preventivos. Mientras tanto, la ciudadanía debe estar atenta de hacer la tarea y gestionar lo que corresponde a quienes tienen la obligación de garantizar la seguridad.
PREGUNTA INCÓMODA. La pregunta es incómoda, pero necesaria y a la vez dolorosa: ¿Cuántas veces más tendremos que contar heridos, o incluso víctimas fatales, antes de que la prevención deje de ser un discurso para redes sociales y se convierta en acción concreta?
Al final no basta solo con señalar “eviten la pirotecnia”; la responsabilidad de proteger recae en quien tiene la autoridad, no en quienes participan de la tradición. Y mientras exista esa omisión y evasión por parte de la autoridad, seguiremos siendo víctimas -fatales- de la improvisación.
¡Hasta mañana!