Los órganos electorales estatal y federal tienen en sus manos la organización del proceso electoral para el próximo año 2024. Pero no debe limitarse a ello.

Se trata de una responsabilidad de gobernabilidad vitalissima para nuestro estado de derecho. Sin más. El nombre de sus responsables y de la institución misma descansan en la garantía que den a la ciudadanía de lograr un ejercicio limpio y ordenado. Un proceso electoral que cumpla con los puntos constitucionales totales para la democracia de nuestro país. Para ello entonces debe tenerse el verdadero compromiso a su encargo. Funcionarios públicos y representantes de los partidos con credibilidad y deseo de cumplir a cabalidad con su apostolado. La vida democrática no es cosa menor.