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Si tienes que enfrentar a un Cártel Inmobiliario todopoderoso y maligno, más te vale conocer su negocio a fondo
00:10 domingo 7 septiembre, 2025
ColaboradoresAl Doctor Patán le provoca una mezcla de felicidad, envidia y optimismo revolucionario que tantos compañeros de movimiento exhiban capacidades únicas para el negocio inmobiliario. De momento, y me disculpo ante cualquier omisión, tenemos: El caserón de Gerardo Rodolfo en Tépoz. Ya sé que al compañero la casa, con sus 1200 metros, le ha pasado una factura tremenda por lo que, seamos justos, ha sido un pésimo manejo de crisis. Pero lo mismo da. Mi Geras sabe que, con el nuevo poder judicial, las conspiraciones neoliberales nacen muertas, y quítenle lo bailado. Podrán lincharlo en redes, pero ¿ustedes saben qué cantidad de cajitas de Olinalá puedes meter en semejante terrenazo? Está la casa del bodocón en Houston. Ya sé que no era suya, pero igual: no cualquiera se las apaña para vivir en una casa de un buen barrio en esa ciudad culta y próspera, con alberca y demás commodities. No estoy seguro de que sean todavía parte del movimiento, pero, mientras o fueron, los dos guerreros del amor, Doc Doc y mi Irma, atinaron a reunir varias casas en tierra chilanga, incluida una que les donó el gobierno, más la de la alberca fálica (¡grrr!) en –también– Tépoz. Iba a mencionar las 29 casas del licenciado Bartlett, pero no aplica. Olvidaba que son de su no esposa. Sorry. Está el jacalito de mi Marcelo en la plaza Río de Janeiro. Están los depas de mi Mario en Reforma, conseguidos a un precio muy razonable incluso sin tomar en cuenta el problemita con el punto decimal y los ceros de su declaración patrimonial. Están los terrenos a pie de lago que se compró la muchachada de mi Cuau en Tequesquitengo, justo cuando se vino el rescate del lago. Y está, por supuesto, el rancho del Ex Quinto Presidente Más Popular del Mundo (EQPMPDM). Ah, perdón: el rancho que realmente es de los bodoconshains, y que le prestan a papá a fin de que pase sus días de vejez y retiro. Pero es lo mismo. Aunque sabemos que lo heredaron, hubo que ser muy visionario para conservarlo a la espera de que llegaran a los alrededores el Tren Maya y ese hospitalazo público que les quedó a tiro de piedra, muy útil si –Dios no lo quiera– viene una trabazón de cateterismo. Ah, no. Perdón otra vez. No es rancho: es finca. De todas maneras, ha de tener un buen tamaño, porque caben adentro el EQPMPDM y un montón de militares que están ahí para cuidarlo a él, nuestro más importante tesoro, el tesoro austero de la nación. Mi punto es, y vuelvo al inicio: qué envidia, porque aquí su Doctor, luego de años de compromiso con el movimiento, no tiene un miserable depa que presumir, pero qué alegría, que la revolución le haga justicia a los más comprometidos de sus hijos. Sobre todo, decía, qué optimismo. Si tienes que enfrentar a un Cártel Inmobiliario todopoderoso y maligno, más te vale conocer su negocio a fondo. POR JULIO PATÁN COLABORADOR @JULIOPATAN09