El Doctor Patán puede respirar tranquilo, como todo el país. Con la marcha de la Generación Z del sábado, parecía que se materializaba lo imposible: un descontento extendido en un pueblo que, gracias a la Cuarta Transformación de la Vida Pública, ha alcanzado unos estándares de felicidad nunca vistos. Casi una semana después, y a pesar de las protestas de los días subsiguientes, podemos decir con tranquilidad recuperada que no. Que todo fue un montaje. Una puesta en escena. Un compló. Lo han aclarado ya las mentes más preclaras del movimiento.

         Quedaría pendiente, ya que sabemos que todo es responsabilidad de la oposición moralmente derrotada y la derecha internacional, en complicidad con empresarios radicalizados de nuestro país, cómo fue, al detalle, esa maquinación. El minuto a minuto. Por ejemplo, y a la espera de que la inteligencia militar y los camaradas del espionaje cubano ventilen la trama, ¿al que se le ocurrió fue al presidente del PAN, luego de una comida de trabajo con esa otra mente prodigiosa –hay que reconocer las virtudes de tu adversario– que es Marko Cortés? ¿Fueron ellos los que le hablaron a, digamos, Bannon, para decirle que en México la 4T es inamovible y hay que hacer algo, un boicot, una “black op”, a fin de que Bannon le hablara a, por decir, Milei, que a su vez le habló a la señora Meloni (no empiecen, por favor, con los chistes de “Milei y Meloni juegan futbol…”, que son malísimos y denotan su edad), que le mandó un mensaje a los de Vox, para luego, entre todos, convocar a una junta con empresarios fachos tipo Elon, que a su vez metieron a varios empresarios mexicanos al zoom, empresarios que, trazado el plan, se pusieron con una lana, aparentemente 90 millones, que le mandaron a los del PAN para que le pagaran a Edson Andrade, que puso en marcha sus redes sociales y logró juntar miles de personas con el cerebro lavado en el Zócalo, más mercenarios de ultra derecha disfrazados de anarquistas que atacaron a los granaderos, que en realidad no existen (lo que vimos es pueblo con escudos), para moverlos a la violencia y soliviantar a la población? ¿O fue al revés: la derecha internacional, con su brazo político y su brazo empresarial, les hablaron a los panistas para decirle que México se estaba volviendo un referente planetario de prosperidad con justicia social y había que organizar una algarada callejera, y luego los panistas se comunicaron con Alito y los empresarios, que movieron el algoritmo y se comunicaron a Uruapan para sumar a los del Sombrero, incluida la señora en silla de ruedas?

         En fin: aquí su Doctor espera pacientemente a que nos cuenten la historia completa. Mientras, urge que nuestros caricaturistas, columnistas y reporteros sigan dando la batalla en redes y medios tradicionales, con esa dignidad y esa decencia.