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En más de una ocasión han sido determinantes para definir positiva o negativamente la imagen de un candidato
00:02 martes 10 septiembre, 2024
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El 10 de septiembre, la candidata presidencial demócrata Kamala Harris y el aspirante republicano, Donald Trump, se enfrentan en un debate, que para ambos será de vital importancia. El debate "lo es todo", comentó Frank Luntz, un veterano encuestador y estratega afín al Partido Republicano. Los debates entre candidatos presidenciales han sido a veces inocuos, pero en más de una ocasión determinantes para definir positiva o negativamente la imagen de un candidato y de hecho definir la elección. "Los historiadores dicen que los debates presidenciales son más importantes cuando no hay un claro favorito en las encuestas y los votantes indecisos aún constituyen una gran parte del electorado. Ambas condiciones podrían ser ciertas este año", consignó la revista Time. La atención en el debate se debe tanto a la intensidad de la competencia como al drama político que se desarrolló el 28 de junio después del choque entre Trump y el presidente Joe Biden, entonces inevitable candidato demócrata a la reelección. Pero Biden tuvo una noche más que mala: se vio viejo, cansado, titubeante, y preocupó tanto a los demócratas que hasta sus más viejos amigos le pidieron que dejara sus aspiraciones. El 21 de julio, Biden anunció su retiro y en menos de tres días Harris se convirtió en la candidata, con ayuda del temor a una segunda Presidencia de Trump. Ahora, parte de la ironía es que será Trump el que se vea viejo frente a una mujer casi 20 años menor que él. La imagen de Biden llevó a su debacle y ahora es una prueba para Trump. "Cuando el votante ve a los dos candidatos uno al lado del otro y escucha lo que dicen, no solo en las respuestas. Es el lenguaje corporal. ¿Hay desprecio? ¿Alguien se cruza de brazos? ¿Miran a la persona cuando está hablando? ¿Parecen presidenciales en su enfoque?
"En el caso de Trump, ¿puede quedarse callado? ¿Puede realmente escuchar su respuesta o tiene que responder a todo? En el caso de Harris, ¿parece de mente abierta? ¿Parece dispuesta a recibir información, no solo a proyectarla?", planteó Luntz. La importancia de la imagen es conocida desde el debate de 1960 entre el entonces vicepresidente Richard M. Nixon (republicano) y el senador y candidato demócrata John F. Kennedy. El demócrata se presentó fresco, maquillado, peinado, en tanto que el republicano se vio desarreglado, sudoroso, sin rasurar. Kennedy ganó el debate, y la lección nunca ha sido olvidada. El cuidado de la imagen no es el único rubro de atención, cuando Harris y Trump lleguen al National Constitutional Center de Pensilvania, habrán ensayado cada gesto y cada frase que planean hacer o decir. Todos recuerdan que en 1976 el entonces presidente Gerald Ford cometió un sólido error verbal cuando aseguró que durante su gobierno la Unión Soviética no controlaría países de Europa del Este, bajo égida de la URSS desde 1945 y hasta 1990. O la actitud, pretenciosa y desdeñosa, que asumió Al Gore, candidato presidencial demócrata, en su debate del año 2000 con el republicano George W. Bush. Gore ganó el debate, pero su "pose" no le granjeó simpatías. Al final, Bush ganó la elección. En 2024 los contrastes parecen claros: hombre blanco contra mujer de color, ultraconservador contra liberal, aislacionista contra aperturista, populista liberal contra populista de derecha, una persona de 78 años contra una de 59, una exfiscal contra un convicto acusado... Los dos tienen una personalidad dominante. Llegarán con ella, quién sabe si saldrán así. POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE1